Por aquí! —nos llama Claire agitando el brazo.
Lily le devuelve el saludo, pero ni ella ni yo hacemos ademán de acercarnos. Mi madre reanuda su paseo por la orilla. El viaje en coche hasta la playa ha sido tenso; apenas hemos hablado en todo el camino. Mi madre insistió en venir, diciendo que era una pena desaprovechar un día tan bueno.
—Tu madre necesitaba esto —dice Lily.
—Yo no.
Lily se saca el jersey por la cabeza y se lo ata a la cintura.
— ¿Qué necesitas tú, Jenna? —me pregunta con voz punzante.
La miro y siento cómo se m e forma un nudo por dentro. No puedo contestar. Sacudo la cabeza y hecho a andar. Lily me agarra del brazo y me obliga a dar la vuelta.
—Jenna, te he hecho una pregunta. ¿Qué necesitas?
Me zafo de su agarrón. ¿Cómo se atreve a tratarme así?
—Necesito… necesito… —quisiera escupir lo que necesito en su cara, pero las palabras no hacen más que engancharse como si se hubieran enredado en mi interior. Me quedo quieta, moviendo los labios para buscar palabras.
— ¡Dímelo, Jenna!
No puedo.
Lily me suelta el brazo y suspira.
—Ese siempre ha sido tu problema, Jenna —dice suavemente—. Siempre has sido dos personas. La Jenna que quiere agradar y la Jenna que se resiente de ello en secreto. No les pasaría nada, ¿sabes? Tus padres nunca creyeron que fueras perfecta. Eras tú la que lo creía.
¿De qué está hablando? Yo nunca pensé que…
—¡Me colocaron en un pedestal desde el día en que nací! ¡No tenía otra opción que ser perfecta! ¡Y si veían que no se me daban del todo bien las matemáticas, el fútbol o cualquier otra bobada, me ponían un profesor particular hasta que al fin me volvía perfecta! Llevo toda la vida bajo un microscopio. ¡Desde el momento en que fui concebida tuve que ser todo lo que querían, porque yo era su milagro! ¡Y así todos y cada uno de los días de mi vida! ¿Cómo te atreves a decir que era yo y no ellos? ¡Me concibieron para que cumpliera sus expectativas!
— ¿Qué pasa? —pregunta Claire alarmada. Ha venido corriendo para ver por qué habíamos levantado la voz.
Los ojos de Lily se mantienen fijos en mí, como si yo estuviera al borde de un abismo y ella tuviera que convencerme de que me apartara.
—Empieza por las cosas pequeñas —susurra—. Te lo voy a preguntar de nuevo: ¿qué necesitas?
—Necesito… —mis palabras siguen atascándose. Empieza por lo pequeño—. Una falda. ¡Una falda roja!
— ¿Qué? —la confusión de Claire es evidente, pero sus ojos intensos y claros me escrutan con tanta intensidad como si yo fuera todo un océano.
—Y espacio. Necesito espacio.
Claire mira a Lily.
— ¿Qué está pasando?
—Escúchala —responde Lily agarrando a Claire por loa hombros y obligándola a girarse hacia mí—. Tú escúchala.
—No quiero seguir siendo tu milagro. No puedo seguir siendo tu milagro. Necesito estar en el mundo con las mismas posibilidades de vivir o morir que los demás. Necesito ser como los demás.
Hago un esfuerzo para tranquilizarme. Respiro hondo.
—Nunca podré estar realmente viva si no puedo morir también. Necesito las copias de seguridad. La de Kara, la de Locke… y la mía.
Mi madre me mira con expresión helada, como si yo estuviera diciendo incoherencias.
—Quiero dejarles ir —susurro.
Mi madre sigue sin moverse.
—Destruirlos —aclaro, subiendo la voz para que, por una vez, no se puedan tergiversar mis intenciones.
Su cara se desencaja, se pone pálida. Se queda mucho rato callada. Ahora soy yo la que está petrificada, esperando junto a Lily para ver si lo que he dicho logra traspasar el muro que rodea a mi madre. Al cabo de un rato, sus labios se cierran y sus hombros se enderezan recobrando su postura habitual
—En el camino de vuelta pararemos a comprarte una falda roja —dice finalmente. Luego se gira y se aleja, deteniéndose solo un momento para dedicarle a Lily una mirada rígida y fría.
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La adorada Jenna Fox
Fiksi IlmiahAntes era alguien. Alguien que se llamaba Jenna Fox. Con esas palabras da comienzo una historia de ciencia ficción en un futuro cercano. Jenna Fox es una adolescente que acaba de despertar del coma. Un terrible accidente la dejó en ese estado durant...