Abandoné el bosque por el mismo impulso que me llevo hasta él. Tal vez me pareciera que tenía aún muchas vidas por vivir, y que no podía gastar tanto tiempo en una sola»
Ethan hace una pausa en su lectura de Walden y mira en mi dirección. Es la segunda vez que hace una pausa para mirarme, como si m e estuviera dejando la oportunidad de interrumpirle. No la aprovecho, y él continúa. Aún no he decidido sí quiero seguir viniendo al instituto o no. Me da la impresión de que hago mal solo con venir. Estoy fuera de lugar. Es como si estuviera jugando a ser algo que no soy. ¿Pero qué soy? No me puedo quitar esa pregunta de la cabeza. El lunes por la mañana mi padre tuvo que volver a Boston. Su ausencia podría haber llamado la atención, y eso habría sido arriesgado. Mi madre y él dijeron que yo también debía reanudar mi rutina normal. Al fin y al cabo, a una vida normal le corresponde una rutina normal.
Pero yo no soy normal.
El grupo intercambia reflexiones. Allys habla. Gabriel había. Incluso Dane habla.
— ¿Jenna? —me anima Rae.
Niego con la cabeza y permanezco en silencio. Rae no m e presiona; no es su estilo. Le hace un gesto a Ethan para que continúe. Este se rebulle en lo alto de la mesa, donde está sentado con las piernas cruzadas, y m e mira durante un rato demasiado largo antes de volver a las páginas de su libro.
—A pesar de que abandonó el bosque al cabo de dos años. Thoreau decidió que el tiempo pasado en Walden había sido un éxito: «Al menos, mi experimento me enseño esto: que si uno avanza decididamente en la dirección de sus sueños y se esfuerza por vivir la vida que ha imaginado, se encontrará con un éxito inesperado en las horas corrientes. Dejará algunas cosas atrás…»
Se detiene y me mira de nuevo. En mi interior se eleva una oleada de nerviosismo. Sus ojos oscuros me taladran como si esperara algo de mí.
—«Dejará algunas cosas…» —repite, y vuelve a interrumpirse.
Más espera. El silencio es un trueno. Dane sonríe burlonamente, pero el resto se mantiene en silencio.
Cierro el libro de golpe, le miro furiosa y completo el párrafo:
—«Dejará algunas cosas atrás, traspasará un límite invisible: leyes nuevas, universales y más liberales empezarán a establecerse alrededor de él y en él: o bien las antiguas leyes se expandirán y serán interpretadas a su favor en un sentido más liberal, y vivirá con el albedrío propio de un ser de orden superior».
Ethan aplaude tres veces.
—Gracias por acompañarnos, Jenna.
Se toma su papel de profesor ayudante demasiado en serio.
—Gracias por obligarme —contesto.
—Ya sabemos que se te da bien memorizar, pero ¿tiene alguna opinión?
¿Hay alguna posibilidad de traspasar ese límite invisible que no consista en excluirse, como hizo Thoreau? ¿Por qué no me deja en paz? Siento que mis ojos se achican y mi voz se convierte casi en un gruñido cuando respondo:
—«La naturaleza y la vida humana son tan variadas como nuestras distintas complexiones. ¿Quién podrá decir que le promete la vida al prójimo? ¿Podría existir un milagro mayor que ver a través de los ojos de otro durante un instante?»
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La adorada Jenna Fox
Ficção CientíficaAntes era alguien. Alguien que se llamaba Jenna Fox. Con esas palabras da comienzo una historia de ciencia ficción en un futuro cercano. Jenna Fox es una adolescente que acaba de despertar del coma. Un terrible accidente la dejó en ese estado durant...