3. Gracias

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Subo tercer capítulo, empieza a ponerse interesante!!

Espero que os guste ;)

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Aquel chico no dijo nada más, aunque noté su mirada posarse en mi espalda y no quise girarme por si acaso estaba en lo cierto. Entre que mis ojos debían estar aún llorosos y la cara de tonta que se me quedó al toparme con él, no creo que le causara demasiada buena impresión. Volví a sentarme junto a los chicos, con el corazón aún acelerado después de todo lo ocurrido:

- ¿Estás bien?-me preguntó Lolo mientras los demás seguían hablando entre carcajadas.

- Sí, no te preocupes.

Lolo miraba mis cara detenidamente y sabía que no se había tragado aquello de que estaba bien, y mucho menos sabiendo que Lolo había visto como mi teléfono móvil sonaba, pero al menos no siguió preguntando:

- Pablo dice que ya está en el bar.- dijo Porty mirando la pantalla de su móvil.- ¿Vamos?

Todos comenzaron a levantarse, pues al parecer habían pagado mientras yo estaba en el baño. La verdad es que no me apetecía demasiado ir ahora a tomar algo. Su compañía era muy agradable y aún era pronto para irse a dormir, pero estaba realmente cansada y agotada sobretodo mentalmente por todo lo que había pasado aquel día, así que me acerqué a Lolo y le aparté un poco de los demás mientras ya se dirigían hacia el bar del hotel, que estaba en la planta baja:

- Lolo...- comencé provocando que se girara y esperando a seguir a que los demás se adelantaran- Quizás sea mejor que me vaya a la habitación. No he tenido muy bien día y estoy agotada.

- Ni hablar.- dijo él pasando su brazo por detrás de mi cuello, atrayéndome hacia él amigablemente- Precisamente porque has tenido un mal día tienes que venir. Si ahora te quedas sola en esa habitación sé que vas a ponerte a escuchar música y a llorar. Yo también soy músico y sé lo mucho que nos castigamos en situaciones así.

Sonreí:

- No voy a hacer eso.- le dije, aunque quizás sí que estaba en lo cierto.

- Vamos, Henar. Lo pasarás bien. No sé quién te habrá llamado antes pero tus ojos te delatan. Si es por un tío, que le den. Además, tienes que invitarme a una copa. No puedes librarte.

No sabía muy bien como Lolo era capaz de intuir tantas cosas sobre mí, pero dejando eso de lado tenía toda la razón. Irme ahora solo haría que le diera vueltas a las cosas y no eran pocos los problemas que habían aparecido en unas pocas horas: mi mano, quedarme sin alojamiento, Diego... Pensé entonces en que quizás una copa me vendría bien y estaba segura que con Lolo y sus compañeros podía ser capaz de distraerme con facilidad. Era apasionante escucharles hablar sobre experiencias en sus conciertos y era muy divertido ver cómo bromeaban entre ellos. A pesar de pasar seguramente todos los treinta, más bien parecían una pandilla de adolescentes.

Cuando llegamos al bar, el tal Pablo no estaba allí y al parecer había tenido que atender unas llamadas, por lo que los chicos se sentaron en una de las mesas con pufs que había allí y se pusieron a hablar, animados. Me levanté preguntándoles qué les apetecía tomar, pues debía agradecerles al menos con una copa que me estuviesen tratando tan bien y me hubiesen invitado a cenar, dejando de lado el hecho de que estaba allí para dormir en una de sus habitaciones. Cuando todos me dijeron qué era lo que querían, me acerqué a la barra para pedir pero no había ningún camarero allí. Mientras esperaba a que alguien me atendiese, cogí mi móvil quizás esperando que Diego me hubiese enviado algún mensaje disculpándose o diciéndome que todo había sido una broma, pero obviamente no había sido así:

Bajo el cielo de París [Pablo Alborán] COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora