9. Lo esperado

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Tal y como había dicho no bajé a cenar y lo único que hice fue comprarme unas galletas en la máquina de vending para poder tomarme la medicación, pues notaba que la fiebre sí me había subido. Al día siguiente debía ir al médico especialista con Giselle y aquel otro problema consiguió que por momentos pudiese olvidarme de todo lo que había ocurrido aquella tarde, incluido lo bien que me sentí entre los brazos de un Pablo que, a pesar de todo, adoraba que se preocupase por mí. Muy en el fondo sabía que algo me estaba ocurriendo con él, quizás solo atracción, quizás solo interés o quizás algo más, pero no tenía el tiempo ni era el momento para pensar en ello ya que muchas otras cosas invadían con prioridad mis pensamientos. Por suerte, me quedé dormida más rápidamente de lo que me hubiese imaginado y solamente me levanté una vez durante la noche sudando, pero después de refrescarme un poco volví a la cama y pude dormir del tirón hasta que sonó el despertador. Me duché con rapidez y me vestí con un jersey de cuello vuelto blanco, unos tejanos oscuros, mis bambas y una chupa de cuero gris oscura, pues aquel día brillaba el sol con fuerza y estaba segura de que si me abrigaba más debería cargar toda la mañana con la ropa que me sobrase. Cogí mi bolso y todo lo necesario para aquella mañana y cuando fui a abrir la puerta vi un sobre en el suelo que seguramente alguien habría hecho pasar por debajo de la puerta. Lo cogí, lo abrí y me encontré con una nota corta pero que me hizo sonreír:

Los chicos y yo nos vamos al estudio a ensayar para la grabación de mañana. Todos esperamos que te vaya genial la visita al médico y que esta noche cenes con nosotros para que nos lo expliques todo. Lolo me ha dicho que te deje su número (+33 678 953 203), por si alguna vez necesitas algo. Envíale un Whatsapp para que él pueda tener el tuyo y poder decirte cómo quedamos esta noche.

Nos vemos esta noche,

Pablo

Guardé aquella nota en un bolsillo y bajé rápidamente a desayunar algo al bar. Pedí un café con leche y un pequeño bocadillo de pavo y me senté a comerlo en una de las mesas más apartadas de la estancia. Mientras desayunaba, volví a leer la nota y agregué el número de Lolo a mis contactos. Enseguida le envié un Whatsapp diciéndole que era yo:

- Hola Henar! ¿Cómo estás?- contestó él

- ¡Genial! Me encuentro bastante mejor y el día soleado creo que va a sentarme bien

- ¡Así me gusta! Después de comer te diré

cómo quedamos para cenar, ¿vale?

- Ok, que vaya bien el día ;)

Guardé mi teléfono móvil en el bolso y como ya había acabado de desayunar salí del hotel para ir hacia la pirámide del Musée du Louvre, pues allí había quedad con Giselle. Al parecer su amigo médico tenía la consulta muy cerca de allí. Tuve que hacer un cambio de línea, así que tardé un poco más de lo esperado en llegar, pero por suerte no llegué más de cinco minutos tarde a donde se encontraba Giselle:

- Buenos días- me dijo ella dándome un abrazo- ¿Te encuentras mejor?

- Cómo nueva.- le contesté.

- Pues vamos.

Caminamos más de veinte minutos por las calles de la ciudad, hablando sobre algún que otro cotilleo del Conservatoire:

- Por cierto.- dijo ella interrumpiendo nuestra conversación sobre el profesor de canto, que iba a jubilarse- Josephe ha podido hablar con la junta del Conservatoire y tengo muy buenas noticias.

- ¿Si?

- Dado que eres una alumna distinguida y por la situación en la que posiblemente nos veamos al tener que mimar a esa mano, la junta va a permitir que puedas examinarte de todas las demás asignaturas ahora y en mayo de piano si es necesario.

Bajo el cielo de París [Pablo Alborán] COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora