32. La almohada de sus brazos

631 48 32
                                    

La cena fue bastante bien. Mi hermano había salido con unos amigos, pero aún así Pablo conseguía llevarse bien con mis padres. Recordé en ese momento la relación que tenía Diego con ellos, y esta no era mala, pero jamás le vi hablar de aquella manera tan abierta y sincera con ellos como lo estaba haciendo Pablo, y eso que él solo hacía horas que les conocía. Me deshice rápidamente de la imagen de Diego de mi cabeza, pues pensar en él solo me provocaba malestar, y enseguida volví a entrar en la conversación que se estaba dando en la mesa.

Cuando acabamos de hacer un poco de sobremesa y después de ayudar a mi madre con los platos, fui a dar un paseo con Bise para que hiciese sus necesidades antes de irnos a dormir. Pablo quiso acompañarme y una vez fuera, a pocas calles de casa, Bise hizo su caca de después de la cena y me di cuenta de que no llevaba bolsitas:

- Mierda... no llevo bolsa para recoger la caca ni tengo papel. ¿Tienes algo tú?

- Que va... no llevo nada- dijo él- Pero voy un momento a tu casa y lo traigo, si quieres.

- Me harías un favor.

- Pues ahora vengo- dijo sonriente dándome un corto beso.

- Gracias.

Me quedé un rato allí esperando con Bise, jugando con ella también para intentar paliar el frío, hasta que una sombra se posó encima de nosotras:

- Qué rápido has ido- dije levantándome.

Con quien me encontré al ponerme de pie fue con la persona que menos deseaba ver en aquel momento, borrándome la sonrisa al instante. Diego me miraba con una expresión que iba desde el enfado a la tristeza y la verdad es que reconozco que mi corazón dio un vuelco al verle, pero más por el miedo que sentí al encontrarme a solas con él:

- Diego...- susurré siendo lo único que pude decir.

- Hola, Henar- dijo él- ¿Ya has vuelto?

- Bueno... a pasar las navidades- le informé.

- Ya... ¿y ese perro?- preguntó extrañado.

- Me lo regalaron.

- ¿Quién?

- ¿Importa?- pregunté de una forma algo borde.

Él suspiró:

- Joder, Henar. ¿Cómo puedo hacer que me perdones? ¡Yo te quiero a ti!- gritó provocando que Bise le gruñese.

La cogí entre mis brazos para evitar que pasase algo con ella:

- Volviendo atrás en el tiempo.- dije enfadada y con sarcasmo.

- Eso es imposible.

- Sí, igual que el volver a estar juntos.- le respondí con dureza.

- No voy a rendirme, Henar.- siguió mirando a mis ojos de forma intensa y dando un paso hacia a mí haciéndome retroceder.

- Ya lo harás- respondí.

Alguien puso una mano en mi hombro, sobresaltándome, pero me tranquilicé en cuanto vi que se trataba de Pablo:

- ¿Va todo bien?- me preguntó mientras miraba a Diego con dureza y la mandíbula cerrada con fuerza.

- ¿Qué hace él aquí?- preguntó Diego rozando el enfado.

- Estoy de visita.- le respondió Pablo.

- Ya...- respondió Diego bajando su mirada con una sonrisa maliciosa- Veo que al final me hiciste caso y como lo buen zorra que eres te lo has tirado- soltó- Lo hace bien ¿eh?- le preguntó directamente a Pablo- Es deliciosa- siguió diciendo cerrando sus ojos y mordiéndose el labio para provocar.

Bajo el cielo de París [Pablo Alborán] COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora