10. Gran noche

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- Hola- le dije al llegar.

- Hola.- contestó él con una sonrisa- Vamos, nos están esperando ya en el restaurante.

Me abrió la puerta del copiloto caballerosamente y subí tras sonreírle. Me sentía extrañamente tensa y no sabía por qué, pero la presencia de Pablo aquella noche y el saber que había venido a buscarme solo me puso ligeramente nerviosa:

- ¿Cómo ha ido todo al final?- preguntó Pablo una vez puso el coche en marcha- Lolo nos ha dicho que te habían hecho pruebas y que ahora estabas aquí porque el médico quería verte tocar.

- Sí- respondí- Esta mañana me ha hecho un par de pruebas y ahora acaba de irse. Ha venido a ver qué era exactamente lo que me pasaba cuando tocaba y, como ya sabíamos, se trata de distonía focal del músico.

- ¿Hay solución?

- Según me ha dicho la enfermedad es leve y está en un estadio muy inicial así que cree que lo mejor es comenzar con unas inyecciones cada dos meses y una terapia de reeducación global de la postura. Dice que funciona.

- Parecen buenas noticias y no te veo especialmente contenta.

- El tratamiento va a durar mínimo seis meses y no voy a poder tocar durante ese tiempo. Sabía que iba a estar un tiempo sin tocar, pero seis meses me parece mucho.- me sinceré.

- Bueno, ya verás como valdrá la pena.

- Sí... lo bueno es que al final sí que podré examinarme de las demás asignaturas ahora y no tendré que esperar a mayo.

- ¡Estupendo! Estoy seguro de que te irá genial.

Seguimos hablando el resto del camino sobre cosas varias hasta que llegamos al restaurante en el que habían quedado para cenar, el mismo que por suerte tenía aparcamiento gratuito muy cerca. Fuimos hasta la puerta del restaurante a pie y en ese momento me percaté de que llevaba poco abrigo, pues por la noche la temperatura bajaba bastante. Solo deseé que estuviésemos todo el rato dentro del local o acabaría por empeorar mi faringitis y hubiese sido un fastidio después del buen día que había pasado. Enseguida nos facilitaron una mesa y en cuanto nos sentamos y pedimos un vino para beber mientras nos traían las bebidas, tuve que explicarles todo lo del médico y lo del Conservatoire. Se alegraron al saber que existía tratamiento para lo que me pasaba y me aseguraron que seis meses pasan volando y que en cuanto menos me lo esperase ya habrían pasado y estaría graduada y de vuelta a casa. La verdad es que aunque me faltaba poco para poder volver a Barcelona no había podido pensar qué era lo que iba a hacer una vez allí. La relación con mis padres era muy buena pero después de haber estado viviendo sola durante más de tres años, no quería seguir viviendo en casa. Debía pensar qué trabajo buscar y dónde me gustaría vivir. Estaba claro que lo que quería era dedicarme a la música, dando clases o como interprete eran mis preferencias, pero el mundo de la música es muy complicado y quizás me iba a ser difícil conseguir un trabajo de lo mío y que pudiese permitirme vivir sola. Dejé de pensar en aquello, pues por suerte o no mi estancia en París se iba a alargar y volví a entrar en las conversaciones que tenían los chicos. Me hablaron ilusionados sobre los temas que iban a grabar al día siguiente y me sentí emocionada solo de verles hablar de su trabajo. Al parecer iban a grabar más o menos la mitad del disco en París y la otra mitad en unos meses en España, pues Pablo aún debía acabar de componer algunas canciones y hasta finales del año siguiente no tenían previsto publicar el disco:

- ¿Por qué no salimos un rato esta noche?- propuso Porty- Desde que hemos llegado a la ciudad no hemos ido de fiesta y estaría bien celebrar que estamos aquí todos juntos ¿no?

Bajo el cielo de París [Pablo Alborán] COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora