52. Nochevieja

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Pudimos disfrutar de la cena como si aquellos días no hubiesen existido, disfrutando el uno del otro y de los manjares que nos estaban sirviendo. Nuestras conversaciones estaban acompañadas por las risas, los besos y las múltiples caricias que habíamos dejado de hacernos hasta a aquel día y, sin darnos cuenta, casi llegó la hora de celebrar la entrada de año nuevo junto a las campanadas:

- Ven, quiero llevarte a un sitio especial para vivir nuestra primera nochevieja juntos.- me propuso una vez levantado ofreciéndome su mano, la que cogí de inmediato.

Me levanté y caballerosamente me ayudó a colocarme el abrigo para después entrelazar nuestros dedos mientras nos dirigíamos a un ascensor dándole las gracias a todo el servicio por el gran trabajo y la exquisita cena de la que habíamos podido disfrutar. En cuanto entramos en el ascensor, noté que Pablo no apartaba su mirada de mí ni un segundo, consiguiéndome ponerme nervios:

- ¿Qué?- pregunté con una risa nerviosa al no poder aguantar más aquella mirada.

- Estás preciosa cuando sonríes así.- me tirándome hacia a él para quedar uno enfrente del otro- Te parecerá una tontería, pero había olvidado lo exageradamente bella que eres.

Cómo no, me sonrojé, bajando mi mirada al suelo mientras sonreía:

- Qué rápido me olvidas, entonces.- intenté bromear.

- No es eso, tonta.- dijo acariciando fugazmente mi mejilla.- En mi mente hay muy claramente una imagen de ti a todas horas, pero luego cuando estoy contigo y sonríes de esa manera esa imagen no refleja del todo lo guapa que eres. No sé si me explico.

- No mucho.- le dije sincera- Aunque quizás sea lo mismo que me ocurre a mí con tus besos.- dije juguetona.

- ¿A si? ¿Y qué le pasa a usted con mis besos, señorita Bécquer?- preguntó Pablo en el mismo tono mientras cogía con suavidad mi rostro entre sus manos.

- Que en mi mente hay un recuerdo de lo mucho que me gustan sus besos, señor Moreno de Alborán, pero cuando tengo la suerte de ser besada por usted ese recuerdo no hace justicia a lo mucho que me encantan y que los necesito.

Pablo me sonrió entonces con una dulzura y un amor inmensos en su mirada mientras seguía acariciando mis mejillas, entonces más cerca de mis labios:

- Pues preste atención y guarde con la mayor exactitud posible esto.- dijo con su voz ronca y una mirada más profunda y oscura que lo que jamás había visto en él.

Una vez más, sus cálidos y suaves labios se posaron sobre los míos, pero aquella vez pude notar el empeño con el que intentaba demostrarme lo mucho que me quería y me necesitaba. Fue un beso lleno de ternura, dulzura y cariño que después pasó a demostrarme pasión, necesidad y desesperación cuando su lengua se introdujo en mi boca para encontrarse con la mía como si hiciese décadas que la hubiese estado buscando. Me dejé llevar por ese beso como nunca lo había hecho, disfrutándolo como si fuese el último y siguiéndole como si de un baile se tratase. No quería que ese beso acabase jamás. Estaba prácticamente segura de que estaba siendo el mejor beso de mi vida y mis sensaciones estaban tan a flor de piel que no pude evitar derramar una lágrima, esta vez de la felicidad más profunda que alguien puede sentir. Fue el sonido del anscensor el que nos interrumpió, ni siquiera supe dónde nos encontrábamos hasta después de algunos segundos. Aquel beso sin duda me había dejado completamente trastornada e incluso desorientada:

- Besas realmente delicioso, Henar.- dijo cuando nos separamos visiblemente afectados por el encuentro de nuestras bocas y comprobar que no había nadie a la salida del ascensor.- Podría pasarme la vida entera pegado a tus labios.- continuó sonando excitado, igual que lo estaba yo.

Su mirada intensa seguía posada en mis labios y se relamía los suyos como si intentase aprovechar hasta el último momento el sabor y la sensación de aquel beso, cosa que hacía yo también sin darme cuenta. Mi corazón estaba acelerado y sentí mi cuerpo arder por completo:

- Pues hazlo.- le sugerí casi en un susurro.

Pablo sonrió pícaramente al comprobar que mi estado de excitación era similar al suyo:

- Estaré encantado de no dejar esa boquita sola durante toda la noche, pero primero debemos ir a celebrar el fin de año al mejor sitio de la ciudad, tú y yo.-sentenció.

- Te tomo la palabra.

Cuando al fin salimos de ese magnífico ascensor, pude darme cuenta de que nos encontrábamos justo en el mejor lugar de Barcelona aquella noche: Montjuïc es un lugar emblemático de Barcelona en el que se celebraba desde hacía años la nochevieja, con música y colores acompañados por las preciosas fuentes del palacio y nos encontrábamos justo allí. Nos dirigimos a un gran portón de cristal en el que había varias mesas colocadas fuera con personas, y es que se trataba de un enorme balcón desde el que se podía ver toda la ciudad y en especial el parque, los jardines y las fuentes de Montjuïc, alrededor de los cuales había miles de personas esperando el gran momento.

En cuanto atravesamos aquella gran puerta me inundó el sentimiento de la nochevieja, el de la última noche del año. Estaba realmente emocionada por poder compartirla con él.

Una mujer vestida de un modo muy elegante nos acompañó hasta una mesa, muy bien ubicada, por cierto, y decorada con gran gusto, y ya preparada con las doce uvas características de la festividad con una copa de champagne que enseguida nos llenaron. Las luces, la música y los fuegos artificiales ya comenzaban a inundar el ambiente, sin duda mágico:

- ¿Preparada para vivir la mejor entrada de año de tu vida, preciosa?- preguntó Pablo mientras nos sentábamos.

- Preparada- contesté decidida.

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Primera parte de este maratón final. ¿Qué tal os parece la cosa? Seguid comentando y enseguida subiré la  continuación!!


<3

Bajo el cielo de París [Pablo Alborán] COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora