34. Nochebuena

585 44 17
                                    


Los siguientes días, pese a tenerlos todos ocupados con las compras de Navidad y quedando con los amigos del instituto o del Conservatorio de Barcelona, se me pasaron demasiado lentos, y es que echaba demasiado de menos a Pablo. Incluso algunas noches, al no poder dormir, fui a la cama de la habitación de invitados a hacerlo, pues allí aún estaba su delicioso aroma y me relajaba y ayudaba a que pudiese dormirme. Él me llamaba en cuanto podía, pero al día a día frenético de la Navidad se le sumaron algunas entrevistas y promociones y quizás no pudimos estar en contacto tanto como nos hubiese gustado, aunque apreciaba que me llamase en casi cada momento que tenía libre, por pequeño que fuese. Parecía que las cosas entre nosotros podían ir realmente bien y sabía que quizás llegaría un día que entre la gira y demás cosas de su trabajo era posible que no nos viéramos incluso en meses, pero estaba dispuesta a superar aquello y más si era junto a él.

La tarde antes de Nochebuena quedé con Carol a solas, pues el día que Pablo se fue y quedamos con todo el grupo la noté algo rara conmigo y a penas hablamos. Habíamos quedado en una cafetería del centro y cuando la vi estaba sumergida en su teléfono, tecleando como si no hubiese mañana y con el ceño algo fruncido:

- Hola- la saludé una vez estuve sentada delante de ella y sobresaltándola excesivamente.

- Joder, Henar. Qué susto.- soltó ella no muy de buen humor.

- ¿Va todo bien?- le pregunté después de quedarnos en silencio.

- Sí... sí, todo bien. No te preocupes. ¿Cómo estás?- preguntó cambiando su semblante por uno más alegre- Me encontré con tu hermano con una perrita preciosa y me dijo que era tuya ¿por qué me da la sensación de que hay cosas que no me cuentas?- intentó preguntar bromeando inútilmente. No podía esconder su molestia.

- Ah... bueno, me la regalaron.- expliqué yo sin muchos detalles.

- ¿Quién?- preguntó interesada aunque seguramente sospechando de quien podía ser.

- Pues unos amigos.

- Pablo y su banda- afirmó Carol.

- Sí.- contesté.

Nos quedamos ambas en silencio, uno incómodo y demasiado tenso que no me gustó nada tener que compartir con quien era mi mejor amiga:

- Entonces ¿vas en serio con él?- preguntó más extrañada que interesada.

- Eso parece...- me sinceré- Pero no debe saberlo nadie, Carol. Le han amenazado varias veces, a mí y a mi familia también, y no quiere que la prensa sepa nada.

- ¿Y a ti no te importa que quiera esconderte?- preguntó con el mismo tono que antes.

- No creo que me esconda. Se preocupa porque no me vea salpicada por nada y por que mi identidad no salga a la luz. Sinceramente, no me gustaría que eso pasase.

- Tía, estás con un famoso. Tarde o temprano se sabrá quien eres.

- No sé... no tiene por qué. Él es cantautor y debe ser noticia por eso, no por si está conmigo o con la vecina del cuarto.

- Yo creo que es inevitable.

- Bueno, no quiero pensar en eso- solté para intentar cambiar de tema- ¿Cómo estás tú?

- Yo como siempre, no he tenido la suerte de enamorarme de un ídolo de masas.- dijo con cierta molestia.

- Carol, ¿te pasa algo conmigo? Te noté rara el otro día y hoy pareces extrañamente irritada. ¿Es por estar con Pablo?

- No me mal interpretes, me alegra que hayas superado lo de Diego y estés tan ilusionada con él, pero le admiro desde hace años y me parece raro que estés tú, mi mejor amiga, con él. Y por qué mentir, siento cierta envidia.

Bajo el cielo de París [Pablo Alborán] COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora