48. Introspección

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El poder dormir tranquila resultó ser más que reparador y, por suerte, mi mente me dejó tranquila soñando totalmente en negro. Pese a todo, al querer levantarme me percaté de que me dolía todo el cuerpo, seguramente reflejo de todo el dolor emocional que mi cuerpo estaba aguantando. Me dirigí como un alma en pena al salón, en el que se podía sentir el delicioso olor de la salsa carbonara que tan bien le salía a mi hermano y que tanto sabía que me gustaba:

- ¿Te apetece comer?- preguntó con una gran sonrisa mientras sacaba la sartén del fuego.

- Con ese olor no me voy a poder resistir- respondí.

Me senté en la isla de su cocina, en la que ya estaba puesta la mesa, e inmediatamente David me sirvió un buen plato de pasta:

- ¿Has podido dormir?- preguntó él justo después de sentarse junto a mí.

- Sorprendentemente sí.- confesé.

- Eso es bueno...- dijo como toda respuesta.

Silencio:

- He... he hablado con Lolo. Ha llamado- me informó después de un largo silencio en el que no hice más que mezclar mis macarrones con el queso.

Asentí, sin saber qué decir:

- Quería saber si habías llegado bien y cómo estabas. Dice que no contestas al teléfono.

- Ya... lo he apagado.- dije simplemente.

- Henar... ¿qué ha pasado?- preguntó entonces, dejando de comer.

- Supongo que Lolo ya te lo habrá dicho.- respondí.

- No. Por mucho que le he insistido no ha querido decirme nada. Ha preferido que seas tú la que me lo explique como buen amigo que es. Te tiene verdaderamente mucho aprecio, más que a mí me temo- intentó bromear.

- Pablo y yo hemos terminado- dije tajantemente.

- Eso ya lo suponía. Que cogieras un avión tan precipitadamente y que estés tan destrozada me daba alguna pista, pero ¿por qué?- siguió insistiendo.

- ¿Importa?

- Sí. Te ha hecho daño, y quiero saber cómo- siguió diciendo apretando su mandíbula.

Suspiré:

- Fuimos a una fiesta de cumpleaños de una amiga suya. Allí estaba su ex y se besaron. Fin de la historia- le conté con rabia, aunque con lágrimas deslizando de nuevo por mi rostro.

- ¿Su ex? ¿La conocías?- preguntó interesado.

- Tuve el enorme placer de conocerla unos días antes en una discoteca, en la que no dejó de intentar humillarme y de mirar a Pablo como si se lo fuese a comer.

- ¿Y Pablo que te dijo?

- Al principio nada. No quería hablarme de ella, nos enfadamos.

- Ya...

- Luego me mintió, diciéndome que ya no sentía nada por ella y que si no me había hablado de ella fue porque la dejó por su carrera y no quería que pensase que conmigo pasaría lo mismo y ¡Efectivamente! No fue por eso, simplemente volvió con ella.

- ¿Pero tu viste el...?

- Sí, vi el beso.- me adelanté- Les vi hablando y al segundo se estaban besando, parecían bastante cómodos los dos. En fin... no quiero saber nada más de esta historia. Solo quiero volver a París y retomar mi vida.

Bajo el cielo de París [Pablo Alborán] COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora