4. Buenas noches

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Me giré para mirar hacia la pista de baile y vi como comenzaba a llenarse de gente bailando, charlando y riendo. La verdad es que la música que sonaba era bastante animada y sumándole el gin-tonic que ya había acabado me sentía con ganas de bailar. Nos dirigimos todos hacia la pista y entre risas y conversaciones de poca importancia empezamos a movernos al ritmo de la música. En un momento dado vi como Lolo y Pablo me miraban mientras hablaban entre ellos y aquello me incomodó mucho. Les pregunté a todos si les apetecía beber algo más y al responderme solo Lolo y Carlos que sí, me dirigí de nuevo a la barra para pedirme yo también otra copa. Esta vez, por suerte, el camarero me sirvió las copas con rapidez y la verdad es que tuve problemas para poder coger las tres a la vez:

- Yo te ayudo.- dijo el que era Pablo apareciendo a mi lado.

- Gracias- le respondí.

No me dio tiempo a reaccionar cuando sentí un pinchazo horrible en la mano izquierda que me provocó mucho dolor, haciéndome gritar levemente. La copa que llevaba en esa mano se cayó encima de la barra, derramando todo el contenido, y observé como mis dedos estaban contraídos y rígidos sin yo poder controlar aquel movimiento. Dejé la otra copa encima de la barra y me agarré la mano dolorida para intentar calmar aquella espasticidad que había aparecido de repente. Pablo me miraba preocupado y muy observador y tras masajear un poco la zona, poco a poco la musculatura se fue relajando y el dolor fue desapareciendo:

- Lo siento.- le dije al camarero que ya se encontraba limpiando la barra.

- No te preocupes- dijo él.- Te serviré otra.

Me giré hacia Pablo, que me miraba atentamente y con un atisbo de preocupación en su mirada:

- ¿Estás bien?- preguntó entonces.

- Sí... - respondí no muy convencida.

- ¿Qué te ha pasado en la mano?

Suspiré:

- Tengo una lesión que me provoca movimientos involuntarios, rigidez y dolor en los dedos.- le expliqué sin entrar mucho en detalles.

- ¿Mano del músico?- preguntó él refiriéndose a la distonía, que así se le llamaba entre el gremio al ser bastante común entre los profesionales de la música.

Asentí:

- Nunca me había pasado nada sin estar tocando...- me sinceré, preocupada por lo que acababa de pasar.

Normalmente algo así me ocurría cuando llevaba un rato tocando, pero jamás me había pasado como aquella vez, de la nada, simplemente por coger algo:

- ¿La tienes muy avanzada?- preguntó él cogiéndome de la mano.

- N-no- le respondí algo nerviosa por aquel contacto que no me esperaba- El neurólogo me ha dicho hoy que está en una fase muy inicial y que debería estar unos meses sin tocar.

- Pues vaya... debes cuidar bien esa mano, entonces. Si está en una fase inicial será más fácil revertirlo.

- Lo sé. Pero me va a fastidiar no tocar en tanto tiempo.- confesé.

Él me miró, sonriendo con dulzura. Acarició mi mano por una última vez y la soltó con delicadeza. Ya no había rastro del dolor ni de la rigidez en mis dedos:

- No sabes cuánto te entiendo- dijo con algo de nostalgia.

Volvimos con los demás y, por suerte, gracias a la compañía y seguramente también al alcohol, olvidé lo de mi mano rápidamente y esperé que aquel episodio que había tenido fuese debido a algún tipo de mal gesto al coger la copa o quizás por el estrés que había tenido durante aquel día, estrés que ya me comentó el médico que podía agravar los síntomas. Bailamos, charlamos y reímos durante bastante rato hasta que llegó la media noche y decidí que sería bueno irme a dormir, pues al día siguiente tenía que ir igualmente al Conservatoire para hablar con Giselle y estudiar y no pensé que fuese buena idea no dormir lo suficiente para que el efecto del alcohol desapareciese por completo al día siguiente. Me despedí de los chicos, agradeciéndoles por enésima vez todo lo que estaban haciendo por mí y me fui hacia el ascensor. Me miré en el espejo del mismo y cuando coloqué un poco mi pelo apreté el número cuatro, el piso en el que estaba la habitación:

- ¡Espera!- gritó alguien- subo.

Era Pablo:

- Mañana tenemos grabación y para tocar no tanto, pero la voz tiene que descansar- dijo una vez las puertas se cerraron.

- Ya...

La verdad es que sentí curiosidad por saber qué era exactamente lo que tocaba, cantaba y componía pues solamente recordaba el estribillo de la canción que había cantado aquella tarde Lolo:

- Si quieres puedes venirte mañana a la grabación. Es un estudio genial y pasamos buenos ratos.- propuso pareciendo leer mis pensamientos.

- Sería genial.- agradecí pensando que me encantaría poder ir a ver y escuchar qué hacen y cómo suenan- pero saldré tarde del Conservatoire.

- ¿A qué hora sales?

- Suelo estar hasta las siete, últimamente. Los exámenes finales son en nada y me quedo estudiando allí.- le expliqué mientras salíamos del ascensor, pues ya habíamos llegado a la cuarta planta.

- Claro, lo primero es lo primero. Quizás el fin de semana, si te apetece.- dijo ya cuando estábamos delante de mi puerta.

- Me encantaría.- le sonreí.

Nos quedamos callados, sin saber qué más decir. Ciertamente me intimidaba un poco estar a solas con él y no entendía muy bien el por qué. Era una sensación extraña, pues pese a estar algo nerviosa, la situación de aquel silencio, mirándonos, no me resultaba para nada incómoda:

- En fin – comenzó a decir cogiendo aire- Ha sido un placer conocerte, Henar. Y ya sabes, puedes quedarte con nosotros todo el tiempo que necesites. Sin sentirte mal- se apresuró en decir antes de que volviese a decirle que no quería molestar.

Sonreí:

- Gracias- le dije simplemente.

- Espero que por quien estuvieses llorando cuando saliste del baño sepa valorarte.

Aquello me lo dijo en un medio susurro, mientras me miraba fijamente a los ojos con una sonrisa algo amarga. Me quedé petrificada al escuchar aquellas palabras en las que había adivinado de lleno a qué se debían mis lágrimas. Pablo levantó su mano y colocó un mechón de mi pelo por detrás de mi oreja, sacándome de mi ensimismamiento:

- Te dije antes que las personas buenas expresan lo que sienten sin darse cuenta. Buenas noches, Henar. – dijo despidiéndose de mí comenzando a alejarse.

- Buenas... noches.

Entré en la habitación aún pensativa, intentando comprender cómo aquel muchacho era capaz de leerme con tanta facilidad. La verdad es que era una persona cuanto menos interesante. Desprendía una especie de aura de tranquilidad y armonía que noté desde que me topé con él y jamás había sentido que una persona desprendiera algo así con tanta intensidad, con una que llegaba a envolverme, a traspasarme. Dejé la chaqueta encima de un sillón que había cerca de la cama y puse la maleta encima del colchón. Saqué mi pijama y coloqué mejor todo lo demás antes de cambiarme. Luego, me quité los botines, las medias y el vestido y me puse el pijama. Hasta aquel momento no me había dado cuenta de lo cansada que estaba y lo mucho que necesitaba descansar y dormir. Tras tumbarme en la cama, presentí que aquella noche iba a dormir como hacía tiempo que no lo hacía, pues el colchón era sumamente cómodo y la almohada parecía abrazarte e invitarte a soñar sobre ella. Puse mi móvil a cargar y, como cada noche antes de dormir, miré un poco las redes sociales. Una chispa de curiosidad se apoderó de mí y decidí buscar en YouTube alguna canción de Pablo para ver qué tipo de trabajos hacía. Me puse una de su último disco en 2012 que se llamaba "Quien". Su voz consiguió ponerme el bello de punta y la canción me pareció realmente preciosa, cantada con una sensibilidad y un gusto exquisitos que provocaron que poco a poco fuese cerrando los ojos, cayendo en un profundo y reparador sueño abrazado por aquella suave melodía.

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Y hasta aquí la "presentación" de esta historia. A partir de aquí vienen un montón de cosas que estoy segura de que pueden sorprender y gustar. Subiré mínimo unos tres capítulos por semana, si puedo más y si me pedís que suba intentaré hacerlo siempre que pueda!!

Espero que comentéis qué os está pareciendo, si tenéis alguna sugerencia y espero muy mucho que os esté enganchando como a mí mientras lo escribía!

Un beso a tod@s!! <3

Bajo el cielo de París [Pablo Alborán] COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora