Evan. COMPLETA ❤️

Capítulo 2: Ellos estan de vuelta.

La pelota de béisbol surcó el cielo formando una especie de arco imaginario antes de ser abatida por el bate de madera haciéndolo rugir como mil truenos, en respuesta al impacto el chico parado en el centro de la base de bateador arrojó su bate al suelo y corrió como alma que lleva el diablo por el sendero de tierra hincando los tacones de sus botines blancos en el suelo. La tribuna aullaba de alegría alentándolo a usar su máximo pero el chico no se preocupaba pues sin tener que esforzarse al máximo ya estaba llegando a la última base mucho antes que el receptor del jardín izquierdo lograra devolver la pelota a su compañero del otro montículo, ya pues era una de las ventajas al ser un licántropo. Justo cuando sus pies tocaron la última base la bola llegó un segundo tarde y el corredor fue vitoreado de gozó; su equipo había ganado y los relatores lo estaban gritando a través de los micrófonos con gran alegría.

-¡Eso es Thomas! -le gritó una voz conocida. Allí desde el otro lado de la valla de alambres que rodeaba el campo de juego se amontonaban un tumulto de personas que no permanecían sentados en las gradas y entre ellos un chico de aparentes dieciocho años con el cabello negro azabache y unos brillantes ojos dorados.

Thomas Peich sonrió ampliamente, se quitó la gorra de béisbol y la blandió en el aire así saludando a Wade Peichell, su abuelo. A pesar de los dos años trascurridos Thomas no caía en cuenta de que aquel chico más joven que él en apariencia sea su abuelo; para muchos la explicación los dejaría la boca abierta como el día en que él lo descubrió. Wade era un licántropo y se había vuelto inmortal hacia ya varios años atrás bajo el hechizo de una bruja con la cual intercambió su tesoro más preciado ¿quién diría que su tesoro más preciado fuera Elizabeth?

Wade Peichell estuvo enamorado de una mujer llamada Elizabeth, con ella tuvo una hija futura madre de Thomas, pero meses después Wade deseó no morir nunca, así como su propio padre Tyler y su tía Rouse Peichell hicieron, ellos habían hablado con una bruja con el suficiente poder para volverlos inmortales sin tener que convertirse en Vampiros y lo lograron. Pero cuando Wade le pidió lo mismo a la bruja ella a diferencia de los demás le exigió algo a cambio, le daría la inmortalidad que el licántropo pedía sin tener que volverse un chupa sangre pero a cambio él debería darle su alma; al principio Wade creyó que con "alma" se refería a ser su esclavo, sería un precio a pagar por la inmortalidad pero al momento del hechizo lo que la bruja le quitó fue a su querida esposa Elizabeth, pues ella era lo más preciado para Wade y en síntesis su alma. Desde entonces el pelinegro se volvió inmortal y paso sus años sólo, apartado incluso de su ya fallecida hija pero el tiempo lo volvió a reunir con la única familia que le quedaría y ese era Thomas Peich, a él le costo entenderlo al principio pero ahora luego de dos años conociendo a su querido y divertido abuelo, lo tomaba como algo natural pero claro, ningún extraño lo sabía pues todos pensaban que eran primos.

El cabello castaño de Thomas obtuvo un color oscuro al humedecerse de sudor bajo el brillante sol de verano pero no se lo veía ni un poco cansado a comparación de los demás jugadores. Al terminar el partido todos fueron a cambiarse y el equipo visitante se retiró del campo. Thomas permanecía sentado en una banca de madera dentro de los vestidores luego de haberse dado una ducha y colocándose sus zapatillas de siempre. Hacia tiempo que término la secundaria como el resto de sus compañeros y ahora era parte del equipo oficial de Béisbol del pueblo natal donde aún vivía, Consville.

-¡Hermosa jugada Tommy! -gritó Wade ingresando al vestidor ya vacío de otros jugadores -Al principio creí que no lo lograrías pero mira, han ganado.

Thomas sonrió de lado, se puso de pie y fue hasta su casillero, de el tomó una mochila negra con varias cosas personales dentro y su teléfono celular, sus ojos cafés escrutaron la oscuridad del armario en busca de las llaves de su automóvil y pronto las encontró.