Capítulo 10: Encuentros.

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–¿Qué hacemos ahora?

Erick se encogió de hombros como respuesta y suspiró posicionando sus manos enlazadas detrás de la nuca viendo al techo de madera sobre ambos.

–¿Quieres waffles? –preguntó pensativo.

–Supongo.

–Soy malo cocinando –agregó, la chica junto a él suspiró sin ganas y recostó su cabeza sobre su pecho desnudo –Pero supongo que no importará.

–¿Qué hora es? –le preguntó la joven viendo hacia arriba a esos ojos cafés que se fijaron en ella.

–Como las cuatro de la tarde.

–¡¿Qué?! –alterada la muchacha se sentó recta en la cama cubriendo su pecho con las sábanas y vio a un costado al reloj de pared color azul que indicaba las cuatro y dos de la tarde –¡No es cierto! ¡Maldición!

–Oye pero, ¿no comeremos waffles? –le preguntó el chico sentándose recto en la cama y viendo como su atlética compañera saltaba del colchón desnuda, tomaba su ropa y se apresuraba a vestirse sin pudor alguno, Erick inclinó la cabeza levemente a un costado cuando la vio en short y sonrió.

–Maldita sea, tengo que ayudar a mamá para la boda de una amiga, va a matarme por llegar tarde.

–Lu, ni siquiera sabes si tu madre ha salido de casa aún, tal y como es supongo que todavía está buscando el vestido correcto –viró los ojos y se volvió a dejar caer contra la almohada.

–Quizas tengas razón –la pelinegra luchaba contra su zapatilla para ponérsela mientras daba saltitos en un pie –Pero no voy a arriesgarme.

Volviendo a ver el techo y con música sonado de fondo al estilo del viejo rock Erick cerró los ojos en busca de dormir.

–¿Has visto mi otro calcetín? –le preguntó la muchacha siendo ignorada por él.

–¿Quién lo creería, verdad? Yo Erick Martin acostándome con una ex porrista, ahora universitaria, en las narices de todos y nadie lo sabe –sonrió de oreja a oreja hasta que gimió de dolor cuando Lu le arrojó su otra zapatilla que aún no se había colocado.

–Ya deja de divagar con tonterías y ayúdame –le ordenó.

Erick bufó, se puso de pie estando desnudo justo cuando Lu no veía pero al voltear lo miró asombrada, tomó una almohada y se la aventó.

–¡Cubrete imbécil!

–Te sonrojarte.

–¡No es cierto!

Erick echó a reír y se quiso acercar a ella pero Lu fue más rápida y se apartó.

–¿Qué haces? –le preguntó confundido aún sosteniendo la almohada contra su pelvis.

–Si dejo que te me acerques volverás a acostarte conmigo y tengo cosas que hacer, además puede llegar tu hermana mayor –respondió la chica tratando de parecer molesta pero aquel desvío de mirada la delataba.

–Vamos Lu, una aventura es más divertida si huele a peligro –le cantó inclinado la cabeza a un lado.

Lu sonrió a punto de echarse a reír cuando la puerta se abrió de golpe y suerte que ella estaba detrás de ésta, apresurándose a cubrir su boca con ambas manos.

–Oye Erick... –Hedia ingresó leyendo un diario y cuando levantó la vista ambos hermanos gritaron asombrados.

–¡Hedia sal de aquí! –gritó un avergonzado Erick.

La vampiresa cubrió su rostro con ambas manos igual de histérica.

–¡Oh por Dios, mis ojos!

Evan. COMPLETA ❤️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora