Capítulo 36: Hundidos.

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¿Alguien alguna vez ha pensado en sí la muerte y el amor son iguales? Yo lo he pensado, probablemente más seguido de lo que creo pero es por una razón, siempre estoy en busca de motivos para poder compararlos y tratar de saber cuál de los dos es aún peor, y es porque ambos pueden llegar a doler del mismo modo. Pero hay algo, una diferencia, una pequeña diferencia que puede llegar a ser grande según quién lo crea; La muerte es algo que duele, el perder a alguien es algo que lastima y deja un vacío, pero el amor, a pesar de alejarte de aquel al que amas, a pesar de que jamás lo vuelvas a ver y el dolor se llegue a comparar casi con la agonía nunca, pero nunca vamos a querer dejar de sentirlo, porque sentir amor es lo más bonito que nos podría pasar a pesar de estar al tanto de que dolerá, aún así estamos ahí volviendo a intentarlo una y otra vez, porque nuestros corazones lo piden, porque amar es bueno y porque sufrir por amor también lo es, y es por eso que la muerte y el amor jamás llegarán a ser iguales puesto que la muerte es algo que no deseamos jamás sentir y mucho menos repetir, pero el amar, el entregar tu corazón es algo que a pesar de decir "no quiero volver a enamorarme" todos sabemos que es mentira porque lo necesitamos, necesitamos ese doloroso sentimiento, para experimentar cosas únicas, para sentirnos únicos, para poder sentir algo dentro del alma, para vivir.

Y el amor no se resume simplemente a una pareja de enamorados, el amor habla sobre todos, sea el cariño a la familia, a los amigos e incluso a las mascotas, todos, todos necesitamos amar para sentirnos vivos y completos.

Yo amaba a mis amigos y familia, pues en resumen todos mis amigos eran parte de mi familia y a lo largo del tiempo me di cuenta de que a pesar de perder a muchos mi familia no se había desecho como yo creía, sino que seguía fuerte cual roble, porque a pesar de que mis padres y hermano hayan muerto aún lo tenía a Austin, a Meg, a Hedia, Erick, Lu, Wade, Thomas e incluso Evan, los tenía a todos ellos y estaba sumamente agradecida por ello, estaba agradecida por mi familia porque incluso a los que no podía ver sabía que del otro lado estaban cuidándome, sabía que jamás me dejarían sola y por lo tanto mi familia jamás se deshizo, se modificó, pero nunca se ha roto porque ellos estaban conmigo y eso era todo lo que debía tener en cuenta.

Evan me veía en silencio, sus ojos estaban llenos de pánico pero yo no tenía miedo, a lo contrario, estaba tranquila pues sabía que al fin de cuentas esto no era tan malo.

****

Presente...

La cabeza me daba vueltas y me dolía gran parte del cuerpo, abrí los ojos sin comprender nada de lo que pasaba a mí alrededor, lleve mis manos a la cabeza y gemí ante el dolor punzante que sentía latiendo contra mi frente; no tenía idea de lo que sucedió o porqué me encontraba en una habitación totalmente oscura pero por un instante ni siquiera me importó.

–¿Amy? –me llamó Evan, traté de adaptar mi vista a la oscuridad pero era casi imposible –¿Amy estás bien?

–¿Evan?

–Sí, estoy aquí. –me dijo, se oía más aliviado y al fin caí en cuenta de lo que pasó, Los Cazadores nos habían acorralado y nos secuestraron, pero no tenía idea de cómo llegamos a donde sea que fuera este lugar.

A pesar de no ver nada traté de agudizar mi vista y volteé a ver simplemente oscuridad, estaba sentada en el suelo sin ataduras pero no me puse de pie, básicamente porque no sabía dónde estaba o qué podría haber en este lugar.

–¿Qué sucedió Evan?

–Nos atacaron.

Y recordé la flecha en su pecho, traté de localizar su voz y miré hacia allí.

–Ellos te hirieron.

–Estoy bien, no es nada grave.

Fruncí el ceño ¿Acaso estábamos encerrados? Si era así entonces ¿Por qué no estábamos saliendo de ahí? Y como si Evan leyera mis pensamientos me contestó.

Evan. COMPLETA ❤️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora