Capítulo 14: El liberado.

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Los pasillos de la sede del Consejo permanecían callados e iluminados por unos pocos focos de luz fluorescente, la mayoría de los licántropos se fueron a sus hogares y los demás, aquellos que tenían turno de guardia nocturna paseaban tranquilos por las salas de comida o se encontraban en sus oficinas mientras que los presos dormían en sus celdas en las profundidades de la tierra, allí donde la luz del sol no brillaría jamás y donde las ratas cruzaban corriendo entre la humedad.

Jhon servía jugo de naranjas en un vaso de plástico mientras hablaba con una muchacha de cabellos cafés en trenzas. Ella estaba sentada ante una mesa de madera y en sus manos hacía girar un vaso plástico vacío.

-¿Y ella sabe algo?

-No, es tan ilusa como siempre -rió y le dió un trago a su bebida.

La chica negó torvamente y suspiró.

-Es tu esposa Jhon, debes decirle algún día que no es la única mujer en tu vida.

-¿Y arruinar mi reputación? No gracias -el tipo se sentó ante ella, dejo el vaso en medio y extendió sus brazos sobre la mesa para tomar en manos las manos de la muchacha -¿Qué tiene de malo querer a las dos?

-Nada. -dijo ella sonriendo divertida -Pero no quiero ser la segunda siempre.

-Para mí no eres la segunda amor, eres y serás la mejor, mi hermosa chica y la reina de mi corazón.

La muchacha se inclinó sobre la mesa y lo beso tímidamente en los labios.

-Apuesto a que le dices lo mismo.

Jhon sonrió y negó lentamente.

-Lo único que le digo a esa mujer es que la aprecio, pero lo que en verdad quiero es su fortuna, solo espero al día que se muera y me lo dejé todo.

La chica sonrió igual de grande y le acarició la mejilla a su novio.

-Que vieja más tonta.

Mientras ellos dos hablaban animadamente afuera de las instalaciones de la sede se hacían ver tres figuras humanas acercarse por el bosque hasta la cueva que a veces usaban como salida rápida, un joven licántropo se paró en frente de la entrada con un arma en manos y les apuntó.

-¡Alto ahí! -gritó pero las tres figuras hicieron como si no lo oyera y se acercaron hasta la franja de luz que proyectaba una antorcha a la pared de piedra -¡¿Quiénes son ustedes?!

El hombre del medio dió un paso al frente, traía el cabello bien peinado hacia atrás, un traje a medida en color negro con camisa azul marino, corbata negra y un bastón negro colgando de su antebrazo.

-Déjame presentarme -su tono era firme como el de algún coronel pero no parecía ser uno -Mi nombre es Dominic y vengo a liberar a un joven encerrado aquí.

El muchacho del arma los vio a los tres con una extraña sensación de miedo recorriéndolo al notar como los árboles se sacudían ante un vaivén inexistente de viento. El miedo que le tenía al bosque aumentó un poco más como el mismo miedo que sufrían los otros lobos al pensar en como aquel lugar parecía querer alejarlos pero extrañamente ante la presencia de ese hombre el bosque proyectaba una forma cálida, era algo inexplicable.

-Pues váyase, aquí nadie pasará.

-Mocoso tú no sabes quién es él... -gruñó un tipo de cicatriz en la mejilla que parecía ser secuaz del primero.

-Quieto Richard -lo llamó el caballero de cabello cano y unos ojos tan negros como cuencas -Déjame a mí.

-Sí señor. -asintió y se hizo a un lado perseguido por la mirada de desaprobación que le dió su compañero peligris, éste a diferencia de Richard parecía tosco ante la situación, como si odiase estar allí y el estar con ellos dos como aliados.

Evan. COMPLETA ❤️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora