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-✨Mike✨-


Llegué lentamente a mi hogar, en el camino me había puesto mis audífonos así que me tomé mi tiempo en el camino mientras intentaba no cantar

Al llegar acomodé mi gorra y abrí la puerta, pasando dentro.

– ¡Ya llegué!

–Ya vimos– dijo la voz de Vic, parecía provenir de la sala, así que caminé hasta ahí.

Pero busqué irme en el mismo instante en que lo vi junto a una chica pelirroja que literalmente estaba encima de el.

–Oye, espera, vinieron a buscarte.

–¿Si? ¿Quien?– Alcé una ceja.

–Frank, Tyler, Gerard, Jack y un tipo con cara de rata.

–Uy que difícil, conozco a dos que tienen cara de rata.

–Alex no, el otro.

–Ah ya ¿Que querían?– quité mi mochila de encima y la tiré en el suelo.

–Preguntaban que si te estaba haciendo daño la necesidad sexual– se encogió de hombros suprimiendo una risa mientras la chica esa se reía por lo bajo, como si yo no la escuchara.

–No, lo que me está haciendo daño de verdad es escuchar las 5 pajas seguidas que te haces por las noches– dije mientras daba media vuelta para irme a mi habitación, ella había fruncido el ceño mientras lo miraba raro.

Caminé hasta mi alcoba (huy, que raro se escuchó) y me tiré en mi cama, me iba a dormir pero recordé la maravillosa tarea que me habían encargado, así que me levanté.

Por suerte era poca, así que solo tardé una hora en hacerlas todas y después de eso pude hundirme en mi cómoda (en realidad no, pero con este sueño hasta una pila de agujas sería cómoda) cama, donde no tardé mucho en quedarme dormido.

- ✨✨✨ -

–¡Ya levantate, es tarde!– escuché el grito de Vic entre sueños, así que me levanté rápidamente, mas que alterado.

Tomé mi celular para ver la hora.

5:00 a.m.

Escuché su risita proveniente de la entrada de mi cuarto.

Puto Vic.

–¡Eres adoptado!– le grité suprimiendo lo mas que pude mi coraje.

–Tu también pendejo– soltó otra carcajada mientras se iba de mi cuarto.

Solté un suspiro y me levanté de mi cama, soltando un bostezo, seguido de muchos mas.

Luego recordé la meta que logré ayer y me levanté con toda la energía del mundo.

Conseguí hablarle después de que me mandara a la chingada por un mes, que emoción.

Me aliste y salí de casa, caminando lentamente hasta aquel plantel pintado de una ya gastada pintura blanca, al llegar vi como a lo lejos estaba Frank de pie al lado de la puerta.

Pero antes de ir hasta donde estaba el, distiguí a Tony caminando hasta la entrada.

–¡Detente o te como!– le grité mientras llegaba detrás de el.

–¡Ahhh!– gritó y se echo a correr de nuevo, pero previniendo eso tomé su mochila, evitando que avanzara.

–Oh no, tu no te vas– avancé hasta la entrada, arrastrándolo conmigo.

–Sueltame, no me agradas nada– comenzó a dar manotazos y emitir quejidos para que lo soltara, fracasando en el intento.

–Si, bien por ti, te quería hacer una pregunta muy importante.

–Ni madres me voy a casar contigo.

–No, eso no ¿estas mejor?– pregunté mientras veía como su expresión cambiaba de uno extrañado a uno serio.

–Sip. . .

–Estaba preocupado por tu accidente de ayer.

–Si tampoco hace falta que te burles– ahora estaba molesto.

–No me estoy burlando, es enserio– me detuve al mismo tiempo que me ponía frente a el.

–¡Hey, hijo de puta nos ignoraste ayer!– me gritó Frank, mientras venía hacia mi, interrumpiendonos.

–Perdón, estaba muy ocupado– me disculpé, aunque no sabia si se refería a en el receso o en la tarde, ya que Vic me dijo que me habían buscado nada más salir de clase.

–Esto no te quita la culpa, Tyler creía que te habías ido a drogar al puente que está por la colonia Santa Rosa– se cruzó de brazos– Y Jack también, incluso vino con nosotros en vez de ir con Alex.

–Si, eso es muy inusual– solté una risita, pero suponía que Alex estaría molesto conmigo ahora.

–Preparate para soportar el sermón de Tyler– se burlo mientras veía a lo lejos, supongo que buscándolo con la mirada.

–Lo estoy visualizándo y ugh.

–Si quieres lo distraigo mientras tu-

–ejem, ejem– Tony lo interrumpió, aclarándose la garganta para llamar la atención.

Al voltear para mirarlo con atención estaba cruzado de brazos, golpeando el pie varias veces con uno de sus pies y ¿como no? Su mirada molesta especialmente dedicada a nosotros dos.

–Uh ¿Que quieres?– le preguntó Frank, también con la cara un poco molesta.

–Que te vayas a la verga.

–Solo voy a ir para dejarte allá, puto entrometido.

¡Oh! Cuanta arena hay en el suelo.

–Como digas– se encogió de hombros, con desinterés, lo cual solo hizo el enojo de Frank aumentar.

–Hey, creo que debemos irnos a clases– me puse entre los dos y tomé a Tony de los hombros para llevarlo a el salón de clases, intentando evitar una pelea– Nos vemos luego Frank.

–Hasta luego– escuché levemente la voz del mencionado, estaba agitando su mano.

–¿Tantas ansias tienes por meterte en una pelea?

–La verdad si.

–Pero si estabas llorando por un raspón, no creas que Frank golpea muy suave.

–Callate, me sigue doliendo el rasponsito– hizo un puchero raro y se detuvo.

–¿Que pasa?– pregunté curioso.

–Mira, sigue rojito– saco su mano de las mangas de su suéter que le quedaban grandes, revelando como aún seguían de un tono levemente rojo.

–Ya, luego se te pasará– le sonreí y volvimos a caminar en dirección a el aula.

Creo que ellos dos se llevarán muy mal.

. . .

RᴀA R E? • PerrentesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora