-✨Tony✨-
–¡Oh, por Dios!– subí la voz sin aun creer lo que había pasado, soltando un grito agudo mientras corría a toda velocidad a mi habitación. Incluso ignoré las preguntas de mis familiares, solo entré a mi cuarto y cerré la puerta con seguro.
Quería privacidad para tener esperanzas ruidosas.
Me lancé a mi cama ahogando un grito con las sábanas, aunque estoy seguro de que se escuchó a 100 metros a la redonda. Ni un minuto pasó cuando ya estaban golpeando mi puerta, seguro muy preocupados.
–Hijo ¿Qué pasa ahí dentro?– la voz de mi madre se escuchaba detrás de la puerta.
–¡De todo!– se podía interpretar de muchas maneras su pregunta.
Tomé mi celular y le marqué a Kellin, ansioso de que contestara.
–¿Hola?
–¡Kellin!
–¿Quién es?
–No seas pendejo, sabes
que soy yo.
–Oh, Tony ¿Me lanzarás
a un lago desde un auto
en movimiento?
–¿Qué crees tu?
–¡Perdón!, te juro que el
me obligó, yo le dije que
te dejara en paz, a el es
al que tienes que lanzar
de ese auto.
–Gracias, no
hiciste nada, pero
gracias.
–Ahí vas a quitarme los
créditos, sin mi tu no
hubieras ni siquiera
intentado tener algo con
el.
¡Alto!
¿Qué pasó?
–No lo se– mordí mi labio para que mi sonrisa no apareciera, pero fue imposible.
–¿Cómo que no lo sabes?
Si no me lo quieres decir,
sólo dímelo directamente.
–Te juró que no lo se, cuando acordé su teléfono ya estaba sonando, su hermano quería que fuera a su casa, creo que era muy urgente– me acosté sobre mi vientre, cruzando mis piernas y con el móvil en mis manos.
Oh mierda, así se acomodan las chicas de habitaciones rosas que chismosean por teléfono.
Rodé en la cama para enderezarme, pero mis piernas se enredaron y caí al suelo, bien, más bien mi cabeza se estrelló contra el piso.
–¡Hijo de tu puta madre!– apreté el celular entre mi mano, sobando mi cabeza, ya con las lágrimas asomándose por mi párpado inferior.
–¡Tony, abre la puerta ahora!– mi madre de nuevo.
–¡No!– grité, enderezándome con dificultad y yendo hasta mi espejo, notando que había un ligero bordo en mi frente.
