Siento que algo recorre y presiona mi cuerpo y abro los ojos. Elliot besa y lame mi cuerpo.
―Buenas tardes, hermosa.―Me da un beso en el estómago.
―Qué...―Me siento―¿qué horas son?―Bostezo.
―Justo a tiempo para llevarte a tu casa.―Besa mi cuello.
―¿Cuánto tiempo dormí?―Pregunto alarmada.
―Una hora... una hora y media.―Sonríe.―Es mejor que te vistas para poder llevarte a casa de tu amiga antes de que llamen a la Policía y me acusen de secuestro.―Bromea.
―Si lo creo, Nayla es muy nerviosa.―Río―Pero, no es necesario que me lleves. Recuerda, traigo mi coche.
―Si, lo sé, pero yo puedo manejar.―Besa mi hombro.
―¿Y cómo te regresaras?―Suspiro.
―Existen los autobuses.―Sonríe.
―O... puedes venir con nosotras, iremos a El Bar. Podrías acompañarnos y en la noche te traigo.―Muerdo mi labio al concluir.
―Veamos mis opciones...―Toma su mentón y pone cara pensativa―puedo quedarme en casa a hacer tarea y leer hasta que me venza el sueño... o podría ir al mejor antro de la ciudad con la chica más sexy y hermosa de la Universidad Argosy. Humm creo que no es muy difícil. Iré a ducharme ¿sí?―Me besa los labios. Se levanta y entra por la puerta blanca de un lado.
Inmediatamente tomo mi celular y llamo a Eliza.
*Llamada*
―¡Maldita perra! ¿Dónde mierdas estas?―Grita Eliza. Río por lo bajo.
―¿Es Ingrid?―Pregunta Nayla.
―¡Sí!
―¡Pon el altavoz!―Ordena―Ahora sí, ¿dónde estás Ingrid?
―Lo único que puedo decirles es que borren la ocho de mi lista.―Digo en voz baja.
―¡¿Qué?!―Gritan al unísono.
―Lo que escucharon.―Digo victoriosa.
―No te creo, no pudo ser tan rápido.―Me acusa Eliza.
―Solo escucha... ¡Elliot!―Le grito. Escucho que cierra la llave.
―¿Qué pasa, Mackenzie?―Me contesta.
―¿Dónde tiraste mi sujetador y mis bragas? no las encuentro.―Le respondo.
―Tus bragas están en tu pantalón, y tu sujetador creo que callo detrás de la plasma.
―¡Maldita puta cara de mierda!―Dice Eliza.
―Gracias, Elliot.―Le contesto ignorando a Eliza.
―No hay por que, ¿quieres venir a bañarte conmigo?―Pregunta.
―¡Gran hija de puta!―Dice Nayla.
―Sí, Elliot. Ya voy espérame, deja le mando un mensaje a Eliza.
―Ok.
―Adiós chicas.―Susurro.
―Maldita perra. ¡Apúrate! ¿Ok? no folles de nuevo.―Advierte Nayla.
―No prometo nada. Adiós.―Canturreo.
―Pero...
*Fin llamada*
¿Cómo pudo ser tan rápido? No lo sé, pero lo hecho está hecho y lo disfruté mucho.Me levanto y entro al baño, el cual es muy sencillo. Tiene lo básico, un váter, un lavamanos y una bañera y la regadera.
Entro en la regadera y no puedo evitar morder mi labio al ver a Elliot totalmente desnudo y mojado. Él igual me mira y me abraza dejando nuestros cuerpos totalmente pegado. Abre la llave de nuevo.
―Mackenzie... no sabes las ganas que tenia de tenerte entre mis brazos.―Me besa apasionadamente―Y hacer eso.
―¿Y por qué nunca me hablaste?
―En la universidad, porque sentía que me ignorarías.
―¿Por qué crees que te ignoraría?―Pregunto un poco ofendida.
¿Él creería que era una amargada o una creída?
―No lo sé.―Me da la vuelta y me abraza por la cintura. Mueve mi cabello a un lado y besa mi cuello. Siento su erección en mi trasero, no puedo evitar gemir―Eres la chica más bonita de la universidad, así que creí que ignorarías a alguien como yo.
―Claro que no, Elliot. Yo no soy así. Además, tu podrías traer a cualquier chica babeando, incluso a mí. Eres demasiado guapo. De hecho mis amigas dicen que eres el hermano perdido de Mario Casas.
―¿Creen qué me parezco a Mario?―Ríe. Muerde mi cuello y gimo.
―S-sí, son iguales, a excepción por los ojos.―Suspiro y cierro los ojos. Sigue besándome.
―Pues tú no te pareces a nadie, eres más hermosa que cualquier actriz en todo el mundo.―Me gira y me aprisiona contra la pared―Y prefiero tenerte a ti que a cualquier otra.―Pone sus manos en mis muslos, me levanta y yo abrazo sus caderas con mis piernas―Y más si puedo hacer esto.― Muerde y succiona mis pezones. Grito, echo la cabeza atrás.―Y mucho mejor, esto.―Me penetra.
Gimo. Me empieza a mover de arriba a abajo, a ritmos diferentes, primero lento, luego rápido. Clavo mis uñas en la parte alta de su espalda. Hundo mi cabeza en su cuello, lo beso, muerdo y succiono. De pronto decido que no voy a llevar bitácora, sino que cada vez que cumpla una fantasía le haré un chupete. Y lo hago. Todo haya abajo se tensa. Gimo más fuerte y grito por la excitación. En una embestida dura siento que me corro y segundos después lo hace Elliot, que jadea en mi pecho y yo en su cuello. Poco a poco recuperamos el aliento. Me baja y me abraza.
―¿Vez? eso es de lo que te estaba hablado.―Me besa. Minutos después, toma el Shampoo y se echa en su mano―Date la vuelta.―Ordena.
―Ok.
Me giro. Empieza a lavarme el cabello. Después me pone en la regadera y me enjuaga. Tomo la esponja y me restriega el cuello, la espalda, el estómago y las piernas. Toma jabón en sus manos y masajea mis pechos. Gimo por el tacto. Toma más jabón y baja hasta mis nalgas, las masajea, las aprieta y antes de que pueda pensar ya tenía su mano acariciando mi feminidad. Gimo con fuerza.
―Enjuágate, porque si lo hago yo te vas a volver a correr.―Se ríe. Me meto de nuevo al agua quitando todo rastro de jabón.
―Bien, ahora es mi turno.―Sonrío en forma vengativa.
―Creo que no.―Ríe―Ya lo hice yo, nena.―Besa mi frente y cierra la llave―Más vale que salgamos ya porque, imagino que todavía tienes que ir a arreglarte ¿cierto?―Me ofrece una toalla blanca.
―Sí, tendré que ir a casa a cambiarme.
(...)
―¿Crees que se molestarán?―Pregunta.
Entramos al antro, que por cierto está algo lleno.
―No, ellas no son así.―Las busco con la vista.
―Oye Mackenzie.―Grita por la música. Me acerco a él para no gritar.
―Ingrid, por favor. Ingrid. Mackenzie no, Ingrid sí. ¿Qué pasa?
―Te ves hermosa... Mackenzie.―Me besa. Rodeo su cuello con mis brazos.
Llevo un vestido corto de encaje negro. La parte de arriba del escote es de tool de velo en forma de "V" al revés, deteniéndose en mi cuello con una especie de gargantilla plateada. Unos pendientes plateados. Mis tacones altos de plataforma negros -y aún así le llego a los ojos a Elliot- Mi maquillaje normal, el cabello suelto de lado con mis ondas bien definidas y una trenza del lado izquierdo.
―Veo que por más que te pida que me digas Ingrid me dirás Mackenzie ¿verdad?―Pregunto resignada.
―Sí, bueno hasta que te guste, o te acostumbres que te digan así.―Me besa. Mira por encima de mi hombro―Ahí están tus amigas.
Me giro y miro a Nayla... ¡con el mismo vestido que yo pero en azul turquesa! Eliza trae unos shorts de mezclilla, una blusa blanca pegada con un gran escote. Ambas con tacones de aguja blancos. Se acercan a nosotros.
―¡Perra! Todavía que lo haces primero que yo te pones un vestido idéntico al mío.―Me reclama.
―Nayla... cállate. Al menos no es del mismo color.―Pongo los ojos en blanco.
―Humm.―Eliza interrumpe―No sabía que podíamos traer acompañantes, Ingrid.―Le sonríe a Elliot.
―Mira Eliza...
―Si les molesta mi presencia―Me interrumpe―, puedo irme. No hay ningún problema, se los aseguro.
Volteo y lo miro alarmada. Él solo se encoge de hombros.
―Por supuesto que no. Malek. Nos honrarías con tu presencia.―Repone Eliza.
―Está bien. Pero llámame Elliot. Llamarme por mi apellido es, algo muy formal.
―Ok, Elliot. ¿Vamos a la barra?―Pregunta Nayla.
Vamos a la barra. Pedimos un Vodka cada una.
Nosotras bebimos demasiado. Elliot si acaso se toma dos vasos. Empiezo a ver que todo se mueve y río como loca.Pasada de la una de la madrugada, Elliot me dice:
―Es mejor que las lleve a su casa.―Toma mi mano.
―Humm ¿me llevaras a tu casa para hacer lo mismo de la tarde?―Río como estúpida―Porque si es así me voy con mucho gustillo.―Rio y lo beso.
―Oye Grid―Me llama Nayla―, aqui no te lo comas.―Ríe―Suficiente con el chupetote que le dejaste en la tarde.―Se ríe. Elliot me mira confundido.
―¿Chupete? ¿Cuál chupete?
―¡Ups! ¡Lo siento, bebé!―Alargo las palabras y rio.
―Mackenzie, creo que te deje beber demasiado.―Mira a las chicas―¿Quieren que llame un taxi o que las lleve?
―Si el taxista es Steven Valverde, ¡venga llámale al taxi!―Dice Eliza.
―¿Te gusta Steven Valverde?―Pregunta incrédulo.
―Pues...―Nos mira a las tres y se ríe nerviosa―algo así, ¿por qué?
―Pues, es mi mejor amigo.―Ríe.
―¿En serio?―Empieza a reír―Está bien, no digas nada y llama al taxi, chico.
![](https://img.wattpad.com/cover/15461607-288-k693973.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Mis Pervertidas Fantasías
Short Story―¿Entonces todo este maldito tiempo fui un objeto para ti?―Pregunta en un tono muy calmado para la situación. A pesar de eso, se escucha la tristeza, indignación, decepción y enojo en ella. ―¿Siempre fui eso para ti? ¿Un maldito objeto? ―No...―Un en...