CAPÍTULO 4 ~ "¿Esto en realidad esta pasando?."

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―Bueno, ésta es mi casa.―Dice cuando entramos.

Su casa es grande, muy bonita. Al entrar hay un recibidor. Las paredes son blancas. Hay una pequeña mesa de madera obscura en medio, pegado a cada pared, hay unos sillones de piel negros, y a cada lado una maseta. Al fondo a lado izquierdo hay una puerta de vidrio y a un lado de esta un librero que abarca el resto de la pared.

―Uau. Elliot, es hermoso.―Digo aun mirando el lugar.

―Gracias. No suelo traer gente aquí. Iré a cocinar. Espérame aquí. Sé que amas leer, así que puedes leer lo que quieras.

―No, gracias. Yo te ayudo a cocinar.

―Pero es tu cumpleaños.―Frunce el ceño.

―¿Y?―Sonrío―Con mayor razón ¿Qué cocinaremos?―Pregunto entusiasmada.

―Pensé en hacerte... pasta ¿te gusta?―Dice en tono seductor. Sus indirectas son más que obvias.

Creo que le gusto, por cómo me mira y me dice cosas en doble sentido. Las chicas no se imaginan lo fácil que me la pusieron.

―Sí. Me encanta.―Sonrío.

―Bueno, ya que quieres ayudar... vamos.

Se dirige a la puerta de vidrio y yo lo sigo. La abre y se queda quieto mirándome, paso por su lado y entro.

Es una cocina hermosa. A mi izquierda hay un gran lavatrastos; A su lado, una estufa negra. En el centro hay una barra color chocolate, al fondo otra puerta de vidrio y a su lado un porta garrafón, a mi derecha se encuentra una mesa de vidrio para cuatro, un gran refrigerador plateado, un trastero color chocolate y encima varios cajoneras.

―Uau.―Digo asombrada.―Tu cocina es hermosa.

―Al igual que mi habitación.―Me susurra por detrás. Me giro. Sus ojos tienen un brillo de lujuria. Río por lo bajo.

―¿Dónde guardas la pasta?―Evado su último comentario.

―En el mueble arriba de la estufa.―Va al trastero y saca una olla mediana color negro.―Imagino que necesitaremos esto.

Camina al porta garrafón y vierte agua en la olla mientras yo prendo la estufa. Saco la pasta para espagueti y la abro. Pone la olla con agua en la estufa y meto la pasta. Él está detrás de mí. Pienso en una manera de irlo provocando.

―¿Dónde están las tapaderas?―Pregunto sin voltearme.

―En el horno de la estufa.

¿Quién guarda las tapas ahí?

Bueno, esta oportunidad era perfecta.

Me agacho levantando el trasero.

Abro la puerta del horno y retrocedo. Al instante siento su bulto en mi trasero. Escucho un gruñido como respuesta de él y una corriente pasando por mi espalda de mi cuerpo. Satisfecha, tomo una tapa y me levanto como si nada. Coloco la tapa y me giro. Sus ojos se oscurecieron y toma la barra con fuerzas a sus costados.

―En unos diez minutos esta.―Sonrío.

(...)

―Está rico.―Dice después de terminar su bocado―Mis felicitaciones al chef.―Levanta su copa de champagne hacia mí y bebe.

―Gracias.―Levanto mi copa hacia él y al igual bebo.

Estamos sentados en la mesa de la cocina. Frente a frente.

―No tienes nada que agradecer, Mackenzie.―Sonríe.

―Humm, Ingrid, por favor.―Enredo un poco de espagueti en el tenedor―No me gusta Mackenzie.―Me llevo el tenedor a mi boca.

Mis Pervertidas FantasíasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora