CAPÍTULO 1. Mi cumpleaños y el comienzo de todo.

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―¡Éstas son las mañanitas que cantamos para ti... a las zorritas folladas se las cantamos aquí!―Canturrean Eliza y Nayla.

―¡Estúpidas! verán que aquí no soy la única follada.―Interrumpo parloteando entre risas.

―¡Calla esa boca y déjanos continuar!―Ordena Nayla.

―Bien, bien... continúen.―Hago un gesto con mi mano para que prosigan.

―¡Vete a la mierda y ya apaga la puta vela! ¡Cortaste mi inspiración!―Medio grita Eliza. Nayla y yo nos carcajeamos―¿De qué se ríen, zorras?―Lleva sus manos a su cintura mientras fruñe el ceño simulando estar molesta.

―De ti... no es.―Digo burlándome.

―Más te vale.―Me apunta―¡Ya! no te hago nada solo porque es tu jodido cumpleaños. Te salvaste, Ingrid.

―Ya.―Nayla interrumpe. Me abraza y me susurra en el odio.―Sopla la vela y pide un deseo―Se aparta.

Un deseo ¿Qué deseo?

Cierro los ojos.

Jodida vela de cumpleaños, deseo tener a un chico, pero no solo para follar, también para compartir momentos con él. Quiero amar y que me amen. Ese es mi deseo de diecinueve.

Y soplo. Nayla y Eliza aplauden y me abrazan.

―Bien.―Dice Eliza―Pues ahora todas tenemos diecinueve ¿Lo qué eso significa...?―Sonríe.

―Que nos estamos haciendo viejas.―Digo en tono triste.

―¡No tonta!―Bufa Eliza.

―Ya lo sé, solo bromeaba.

―Eso significa... ¡Que ustedes dos tendrán que pagarme un viaje a París cuando me folle a un chico y cumpla todas mis fantasías!―Grita Nayla.

Eliza ríe.

―Lo siento amiga mía, pero yo soy la que ganaré.―Dice con tono seguro.

―Oh nenas, yo ganaré esta apuesta.―Digo mientras muerdo mi pingüino.

―Vaya―Suspira Nayla―, como pasa el tiempo.

―Lo sé, ¿cómo se nos fueron tres años tan rápido?―Digo.

―Ni idea. Si, un día como hoy hace tres años, en la pijamada, quedó ese trato.―Dice Eliza.

―Sí.―Suspiro.

*Flashback*

―¿Entonces ya hicieron su lista?

Eliza está acostada bocabajo con sus manos en sus mejillas. A mi lado, Nayla está frente nosotras acostada bocarriba causando que su cabeza cuelgue al revés. Yo estoy a lo indio, sentada con las piernas cruzadas.

―Claro.―Dice Eliza con una sonrisa pervertida.

―Yep.―Dice Nayla―¿Y tú, Grid?

―Sí.―Río ligeramente―Claro que sí.

―¿Quién empezara a leerlas?―Dice Eliza con indiferencia. Pero yo sé que se muere por ser ella.

―Supongo que tú.―Responde Nayla. Ambas sabemos que quiere ser ella.

―De acuerdo.―Sonríe y se levanta. Va por una hoja a su bolsa y regresa a su antigua posición.

―¿Cuántas son?―Pregunta Nayla.

―Seis.―Contesta Eliza.

―¿Sólo seis?―Pregunta Nayla sorprendida.

―Sí, ¿por qué?

Mis Pervertidas FantasíasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora