―¿Qué es exactamente lo que quieres hacer?―Se cruza de brazos.
―Hablar con Elliot.―Bufa.
―La última vez que hablaste con él casi te atropellan ¿recuerdas?―
―Claro que lo recuerdo no soy imbécil, Nayla.―
Estamos en la entrada del campo de futbol americano donde rara vez se hacen partidos, pero tenemos un campo.
―¿Para qué quieres hablar con él?―Pregunta la rubia. Suspiro.
―Pues…―¿Por dónde empiezo?―ayer, lo que me provoco el shock fue una…―
―Una fuerte impresión. O algo así nos dijo el médico y Logan.―Me interrumpe Nayla. Asiento.
―Pues, fue porque m-mire unas fotos.―Digo con lentitud.
―¿De?―
―Elliot.―Ambas fruncen el ceño.
―¿Haciendo?―Cierro los ojos con fuerza.
Me duele decirlo. Y mucho.
―F-follando c-con… ella.―Bajo la cabeza.
―¿¡Que!?―Chilla la rubia.
―¿Cómo se atrevió?―Chilla la pelinegra.―Él no pudo hacerte eso, es…―
―Él es libre de hacer lo que quiera.―Digo en voz baja.―Y lo sabes.―
―¡Pero no debió de haberte mandado eso!―Dice furiosa.
―Eso es lo que quiero aclarar. Yo sé que él no fue.―Las miro.
Ninguna de las dos dice una sola palabra. Después de un buen rato, Eliza niega con la cabeza.
―No.―La miro confundida.
―¿No qué?―
―No voy a dejar que te humille aún más. Sea o no su idea. Esa perra lo único que quiere es humillarte y él le solapa todo.―
―No es cierto.―
―Ingrid abre los ojos, Elliot esta con esa perra. Debes olvidarlo si no quieres seguir así, sabes de lo que hablo.―
Claro que lo sé, ella habla de esos once kilos desaparecidos por arte de magia.
―Es que… no puedo.―
―Si puedes.―
―No es tan fácil…―
―No es fácil porque así lo quieres tú. Nadie en esta vida es inolvidable.―
―Hay personas que te marcan tanto la vida que llegan a serlo.―
―Te vas a destruir ti misma si sigues así.―Dice con seriedad.
―No me importa.―Me mira con algo de lastima.
―¿Cómo puedes decir eso?―
―Créeme que estoy lo suficientemente destruida en este momento. No hay nada que pueda lastimarme más, es casi imposible.―Niega con la cabeza.
―Yo no iré. Lo siento. No voy a quedarme a ver como humillan a alguien de mi familia.―Se da la vuelta y comienza a alejarse dejándome a Nayla y a mí.
―Ingrid…―
―Voy a hacerlo quieras o no.―La miro.
―Lo sé. Solo quería decirte que… haya esta él.―Mira sobre mi hombro. Me giro y lo primero que veo es a Elliot besando a Lucía.―Deja de lastimarte a ti misma. No hagas esto, tú no mereces sufrir de esta manera.―
ESTÁS LEYENDO
Mis Pervertidas Fantasías
Historia Corta―¿Entonces todo este maldito tiempo fui un objeto para ti?―Pregunta en un tono muy calmado para la situación. A pesar de eso, se escucha la tristeza, indignación, decepción y enojo en ella. ―¿Siempre fui eso para ti? ¿Un maldito objeto? ―No...―Un en...