-¿Pero porque regresamos tan temprano?.- Digo entre risas mientras caminanos al hotel.
-¿Temprano? Son más de las siete treinta, pequeña ¿que más querías?.- Sonríe.
Después de ducharnos (y hacer otras cosas), me puse unos jeans ajustados y una blusa de tirantes gruesos color blanca y mis Converse clásicos. Elliot se vistio parecido a mi, solo que eran unos jeans normales, y la camisa de manga corta.
Decidimos ir a darle una vuelta a la manzana. Nos encontramos un parque y estuvimos como tres horas jugando como niños pequeños. Después nos dio hambre y buscamos donde comer algo. Comimos en un pequeño local de comida china, donde la dueña admitió que se enamoro de Elliot justo cuando lo vio entrar, (la dueña tenía por lo menos unos cincuenta y tres años). Nos conto sus anécdotas de cuando era joven y ahí se nos fue volando el tiempo. Y ahora, vamos de nuevo como niños pequeños rumbo al hotel.
-No sé. Pregúntale a tu novia.- Me burlo. Me abraza por la cintura, me levanta y me da vueltas.- ¡Elliot! ¡Bajame!.- Digo riendome. Deja de dar vueltas, pero no me baja.
-¿Te llevo apapuchi?.-
-¿apapuchi?.- Pregunto confundida. Me baja.
-Apapuchi, a caballo. ¿Nunca te han llevado asi?.- Pregunta al ver mi cara de total confusión.
-Ammm no...-
-No puede ser, ¿que eres?.- Pregunta con clara diversión en el rostro.
-¿Una chica?.-
-Exactamente, una chica sin infancia. Ok, la cosa es sencilla, te pones en mi espalda, te subes, te tomo de los muslos, pones tus manos en mis hombros y ya. Vamos.-
Hago lo que dijo. Me pongo en su espalda, tomo impulso y me subo, el toma mis muslos y me agarro de sus hombros.
-¿Encerio nunca te habian llevado asi?.- Empieza a caminar.
-No. ¿Te lastimo?.-
-Claro que no. Ni pesas, pequeña.- Le beso la mejilla.
-Gracias por este día tan maravilloso.-
-No hay nada que agradecer hermosa. Fue como una compensación por lo que paso anoche.-
-Oh.-
El resto del camino estuvo lleno de risas, bromas y demás. Estamos a dos cuadras del hotel cuando pido a Elliot que me baje. Cuando lo hace, me pongo a lado suyo y me abraza.
-Un beso por tus pensamientos.- Me dice.
-Pienso en todo lo que ah pasado. Nunca imagine que estaría aquí, contigo.-
-Ni yo.- Sonríe y toma mi mano.
-Mi beso.-
-O, claro.- Me besa.- Listo.
-Fue un placer hacer negocios con usted señor Malek.- Sonrío.
-Cuando guste señorita Bomer.-
-¿Unas carreras al hotel?.- Le reto.
-Voy a ganarte.- Dice seguro.
-Entonces hay que ver eso.- Me detengo y él también lo hace con clara diversión en el rostro.
-¿Apostamos?.- Enarcaja una ceja. Pongo una mano en mi cintura.
-Vale.- Sonrío.
-Te escuchas tan sexy hablando en español.-
-En ingles también. ¿Que apostamos?.-
-¿Que quieres?.-
-¿Que quieres tú?.-
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Mis Pervertidas Fantasías
Kısa Hikaye―¿Entonces todo este maldito tiempo fui un objeto para ti?―Pregunta en un tono muy calmado para la situación. A pesar de eso, se escucha la tristeza, indignación, decepción y enojo en ella. ―¿Siempre fui eso para ti? ¿Un maldito objeto? ―No...―Un en...