Un fuerte dolor en la cabeza y el hombro me despierta.
Abro los ojos lentamente e intento ubicarme donde estoy.
Siento la nariz mormada, mis ojos hinchados y mi cabeza está a punto de reventar. Elliot, el me dejó.
¿Cómo pude ser tan estúpida? ¿Por qué no le dije la verdad desde un principio?
Me siento y recargo mi cuerpo adolorido en la puerta, y me echo a llorar de nuevo.
Siempre me han pasado cosas malas en la vida. La tarde que eche a perder mi amistad con Alice, la noche que eche a perder mi amistad con Lucía, la tarde cuando quise solucionar el asunto de Robert, cuando creí que si me convertía en lo que la gente decía iban a dejar de juzgarme, la noche de mi cumpleaños dieciséis, la noche cuando deje me arrebataran a James de mi vida, cuando comencé a cortarme, cuando quise intentar olvidarlo con otro chico…
Pero nada, absolutamente nada fue tan doloroso como lo que siento ahora, ni siquiera la supuesta muerte de James dolió tanto. Y es ahora donde me pongo a pensar ¿desde cuándo comencé a cagar mi vida? ¿Desde lo de Lucía, o desde que nací?
Mi vida parece una historia barata donde el autor no es más que un ser depresivo e infeliz que jode mi vida porque es lo que él siente. Pero no, hasta esas historias tienen un final feliz, ya que ellos imaginan un final feliz para su miserable vida. Pero, no es mi caso. Lo mío es la vida real, la vida que te “enseña a ser fuerte con las derrotas”
Eso no es verdad. Si lo fuera, podría soportar la perdida de Elliot ya que ya eh sufrido una anteriormente, con James. Pero la realidad es que me siento como una verdadera mierda. ¿Cuándo comencé a necesitar de él realmente? No lo sé. Lo necesito ahora conmigo, pero él me odia. No lo juzgo, yo también me odiaría… mejor dicho, me odio.
Como puedo, me levanto. Al momento de hacerlo siento un fuerte mareo que me obliga a caerme de nuevo al suelo y darme un fuerte golpe contra el suelo.
―Elliot… te amo.―Susurro.
Todo se vuelve negro, de nuevo.
(…)
―¿Ingrid? ¡Nayla! ¡Eliza! ¡Está reaccionando!―
Abro los ojos, y veo a otro par verdes observándome preocupado y aliviado a la vez.
―¿Enserio? Ingrid, ¿estás bien?―
―¿Dónde estoy?―Parpadeo repetidamente.
―En tu habitación, muñeca.―Acaricia mi mejilla.―¿Qué te sucedió? ¿Por qué estabas tirada en el piso?―Alguien toma mi mano.
―Me dio un mareo horrible y caí, eso es todo.―Explico mientras veo a la dueña de la mano, es Eliza.
―Te golpeaste la cabeza con el piso, Ingrid tienes más de cinco horas inconsciente, quien sabe cuántas más tenías antes de que te encontrara.―Una lagrima resbala por su mejilla.
―Logan, tranquilo, estoy bien.―Con mi mano libre tomo la suya y le doy un apretón.
―Debemos llevarte al hospital a que te revisen.―Niego con la cabeza.
―Enserio, estoy bien.―
―Estuviste llorando ¿Por qué?―Pregunta la rubia.
Bajo la vista y muerdo mi labio inferior con fuerza para intentar ahuyentar el nudo y las lágrimas. No lo consiguo.
―¿Qué te sucede, Grid?―Nayla se sienta a mi lado.
―Elliot.―Murmuro con la vista abajo.
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Mis Pervertidas Fantasías
Short Story―¿Entonces todo este maldito tiempo fui un objeto para ti?―Pregunta en un tono muy calmado para la situación. A pesar de eso, se escucha la tristeza, indignación, decepción y enojo en ella. ―¿Siempre fui eso para ti? ¿Un maldito objeto? ―No...―Un en...