¿Cómo conquistaré a Elliot? ¿Cómo empezaré a hablarle? ¿Cómo conseguiré follármelo si se ve tan serio?
―Señorita Bomer.―Me llama mi maestra de Cálculo.
―¿Sí?―Contesto totalmente confundida.
―Escoja un número del uno al veintiocho que no sea, en su caso, el número siete.
¿De qué mierdas me está hablando?
―Hum eh, el diecinueve.―Digo sin saber para qué es. Ella pasa su dedo por la lista y dice:
―Le toca hacer el proyecto con el Señor Malek. Júntense y vayan a la biblioteca a investigar.
¿Malek? ¡Maldición!
Espera... ¿Por qué dices eso? Eso es suerte ¡que estúpida! Pero, en fin tengo que comenzar a conquistarlo.Me levanto. Él ya me espera afuera. Disimuladamente, desabrocho dos botones de la blusa polo rosa fiucha que llevo puesta y salgo.
El chico me mira de pies a cabeza. Deja la vista más tiempo del necesario en mis piernas y después en mis pechos. Ríe por lo bajo y con una sonrisa perfecta camina a la biblioteca.
¿Qué fue eso? ¿por qué la risa? ¿Vengo vestida ridícula? No. Claro que no. Mi blusa rosa, mis jeans blancos y mis tacones rosas combinan y se ven bien. Quizá, él solo notó eso.Sigo caminando a la biblioteca. Cuando entro, miro que él ya está sentado con dos libros en la mesa y uno en sus manos leyéndolo. Busco el registro para apuntarme, pero veo en las últimas dos líneas escrito con una caligrafía perfecta:
Ingrid Mackenzie Bomer Smith. No. 234.
Elliot Malek Evenson. No. 203.
¿Cómo carajos sabe que me llamo Mackenzie? Claro, las listas. Pero, ¿cómo sabe mi código?Voy y me siento frente a él. Levanta un poco la vista y sus ojos se dirigen a mis pechos, los mantiene unos segundos. Baja la vista y sonríe de nuevo.
―Bueno―Carraspeo―, Malek ¿Qué debemos hacer?
Levanta la vista, esta vez mira mis ojos.
―Dos cosas. Primera, llámame Elliot. Segunda, ¿no pusiste atención?―Sonríe.
―Ok, Elliot. Pues no puse mucha atención que digamos.―Río por lo bajo.
―Ah, pues es un proyecto simple. El avance del cálculo, origen, función, y cosas así.―Sonríe.
―Ah, hay un par de cosas que me gustaría tocar. Creo que serían importantes.―Tomo uno de los libros.
―Créeme, también hay un par de cosas, que me encantaría tocar.―Mira levemente a mis pechos y baja la vista al libro―Sería... muy interesante explorarlas.―Una sonrisa juguetea en las comisuras de sus labios.
¿Acaso me está hablando en doble sentido?
―¿Qué?―Pregunto en tono de confusión.
―Nada.―Empieza a reír―No lo pillaste.
Me queda claro, me habló en doble sentido. ¿Quiere jugar? bien, juguemos.
―Ah, ok. Pues la cosa que a mi gustaría tocar es insignificante a comparación de lo que creo que quieres tocar tú.―Me mira con un brillo especial en los ojos―Digo porque, creo que la información que puedes sacar tu sería mejor.―Sonrío.
―No tienes idea de todo lo que puedo sacar.―Ríe en un pequeño suspiro.
―No, pero lo imagino.―Toco mi pecho izquierdo fingiendo rascar en donde recién empiezan. Lo acaricio suavemente. Su mandíbula se tensa y sonrío satisfecha.
No será tan difícil como creí.
―Vo-voy por un poco de agua.―Se levanta y camina al bebedor de enfrente del cuarto.
Puedo verlo perfectamente. Sus brazos fuertes, sus anchos hombros y espalda, su abdomen y su... ¡Por dios! Desde aquí se nota su gran erección. ¿Eso provoque con tan solo acariciarme un pecho? Oh maldición.Se dirige de nuevo a la mesa y yo no puedo dejar de mirar su entrepierna. Imagino tener eso en mis manos, poder jugar con él, poder tenerlo dentro de mí...
―¡Eh! Mackenzie. Regresa, mi cara está arriba.―Se burla.
Siento que me ruborizo.
―Ya lo sé.―Lo miro. Tiene una gran sonrisa en la cara, una blanca y perfecta sonrisa.
―Bueno, por lo que veo no te has dado cuenta que ya sonó el timbre. Ya salimos, ni empezamos el proyecto y es para mañana... así que ¿en tu casa o en la mía?
Donde quieras...
Sonrío. Segundos después reacciono.
―Ah, pues... veras, es mi cumpleaños y mis amigas querían...
―¿Cumples años?―Pregunta con una sorpresa algo falsa.
―Sí.―Contesto algo confusa por su reacción.―Cumplo diecinueve.
―Ah. Pues vamos a mi casa, te invito a comer.―Me mira fijo―Acepta, vas un rato y luego te vas. Yo hago el trabajo ¿Qué dices?
Lo pienso. Pienso negarme, pero perdería mi oportunidad de oro.
―Sí.―Sonrío―Acepto tu invitación.
―Genial.―Me mira de abajo a arriba y se humedece los labios―¿Vamos?―Me extiende el brazo.
―Vamos.―Tomo su brazo y lo rodeo con el mío.
Al salir de la biblioteca miro que vienen Nayla y Eliza mirándome con ojos de pistola.
―¡Ingrid!―Me llama Eliza―¿Nos vamos?
―Emm...
―Discúlpenme señoritas―Me interrumpe Elliot―, pero me llevaré a Mackenzie a comer por su cumpleaños. Les prometo que se las regresaré en unas... tres horas.
―¿Tres horas?―Pregunta Nayla sorprendida―¿Qué van a hacer o qué?
―Nayla, cállate.―Digo avergonzada.
―Sólo... vamos a comer.―Dice Elliot con tono un poco ¿pervertido?―Pero, como cocinaré es por eso que tardaremos.
―Bien.―Habla Eliza―Nosotras nos vamos entonces. Usen protección, digo se pueden quemar con la estufa.―Se burla.
―Así será...―La mira como queriendo adivinar su nombre.
―Eliza.―Sonríe.
―Eliza, así será. Mucho gusto.―Me mira―¿Nos vamos?
―Sí.―Miro a las chicas―Iré más tarde a casa de Nayla ¿de acuerdo?
―Sí. Disfruten mucho... la comida.―Dice Eliza. Se da la vuelta y se van.
―¿Vamos?―Pregunta Elliot.
―Vamos.
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Mis Pervertidas Fantasías
Historia Corta―¿Entonces todo este maldito tiempo fui un objeto para ti?―Pregunta en un tono muy calmado para la situación. A pesar de eso, se escucha la tristeza, indignación, decepción y enojo en ella. ―¿Siempre fui eso para ti? ¿Un maldito objeto? ―No...―Un en...