Helado - Luke

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Luke no te compra nunca helados porque dice que son porquerías. Para él, no hay nada más importante que la salud y por eso se niega a comprar comidas que contengan mucho azúcar.

Sin embargo, cada domingo se esconde en el piso y comienza a comer helado hasta explotar.

- ¿No decías que el helado es malo?- le dices, enfadada.

Él, acostado en la cama con un fuerte dolor de barriga, te dice:

- Pues claro que sí, por eso me lo como yo y no tú. 

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