Te muerdes las uñas y observas a tu novio. Se ve tranquilo, calmado y contento. Tú, por el contrario, está sentada en el sofá con el estómago revuelto de tantos nervios. Aún no te crees que le vaya a regalar a su madre el anillo que tú elegiste.
En el fondo, muy en el fondo, tienes la esperanza de que el regalo a tu suegra sea otra cosa.
- ¡Hora de abrirlos, mamá!- grita Calum.
Su madre sale de la cocina con bandejas llenas de golosinas y os sonríe. No es que no te alegres de que le regale ese anillo. Es una persona maravillosa y se merece un anillo bonito, sin duda. Sin embargo, te hace más ilusión lo que significa el regalo que lo material.
A lo mejor puede pedirte matrimonio con él pero luego dárselo a su madre.
¡Eso sería una idea maravillosa!
- ¿Abro ya?
Calum asiente y te mira, alegre. Sobresaltada ante su mirada, sonríes de vuelta y agarras un puñado de golosinas para disimular.
Su madre comienza a desenvolver la caja.
Por dentro, no paras de pensar: por favor, que no sea el anillo.
Por favor, que no sea el anillo.
- ¡Vaya, sí que hay papel!
Por favor, que no sea el anillo.
Vuelves a morderte las uñas y cierras los ojos cuando ella abre la caja. Con un gritito de fondo, abres de nuevo un ojo y miras horrorizada la escena.
¡LE HA REGALADO TU ANILLO!
¡Hola! 65 votitos y subo la última parte.
Cuidaos,
Aleave