Treinta y nueve

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—Keila —Theo me llamó.

Levante la cabeza, tenía mucho sueño, pero estaba aprovechando los últimos días con él.

— ¿Qué? —murmuré colgando de mi cama.

Theo se encontraba sentado en el piso junto a la ventana.

—Yo vine aquí para invitarte a un lugar.

— ¿A las tres de la mañana? —cuestioné sorprendida.

Asintió, esperé pensando que diría que era una broma, pero ¿Cuándo Theo Pierce ha bromeado con algo?

Me levante para luego lentamente ir a lavar mi cara, y volviendo a la pieza señale la ventana.

—Saldremos por ahí —habló Theo leyendo mi mente.

—Si.

(...)

Mi respiración estaba muy agitada, y la de Theo igual.

¡Mal pensadas!

Llevábamos caminando mucho tiempo.

— ¿Sabes? —empecé entre jadeos—. Debemos conseguir un mirador más cerca.

—Eso quita la magia —murmuró deteniéndose.

Era el mismo lugar donde me llevó para mi cumpleaños, me sonrojé, yo no había comprado nada para él.

—Sentémonos —tiré de él para que se sentara junto a mí en el pasto.

—Te traje aquí por que debo decirte algo.

—Sí —asentí sin prestar demasiada atención a lo que decía, observé nuestro alrededor.

Nuevamente los árboles y la luna en lo alto del cielo me hipnotizaron, ¿podría haber un lugar más perfecto que éste?

— ¿Me estas escuchando?

Pestañeé rápidamente para ver a Theo algo enfadado porque yo no lo escuchaba.

—Yo —jugué nerviosa con mis manos—. Lo siento.

—Me voy el lunes.

Asentí procesando lo que decía.

—Espera ¿Qué? —lo miré confundida y algo sorprendida.

¿Él se refería a este lunes?

—Me voy este lunes Keila.

—Pero, ¿y las clases?

—Cuando te ignoré, era por eso —en su mirada noté tristeza—. Di los exámenes antes, yo estoy listo.

—Entonces, te vas —asentí comprendiendo el porqué de su frialdad.

—Sí, pero seguiremos en contacto —sonrío.

—Theo, yo soy un año menor que tú —le recordé—. Me falta un año para salir del instituto.

—Pero aún podemos hablar.

Gruñí, ¿por qué siempre le buscaba el lado positivo a todo? ¡Esto no tenía nada de positivo!

—No —sentencié.

Sabía que me arrepentiría pronto, pero prefería sufrir un tiempo su partida, a sufrir todo un año por su distancia.

— ¿Qué?

Intente respirar normalmente, tome valor.

—Theo, debes prometer algo —entrelacé sus manos con las mías mirando sus ojos—. No me llamarás.

— ¿Estás loca? —interrogo soltando mis manos y colocándose de pies.

—Mira Theo, tú me gustas —cerré los ojos, intentando buscar las palabras adecuadas—. Te quiero, tal vez te amo, pero aun soy una adolescente que debe buscar su futuro, tú también. No quiero ser un bache en tu camino y no quiero que tú seas el mío.

—Entonces, ¿estas terminando esto?

Allí estaba él, Theo Pierce, mi ídolo parado delante de mí, pálido.

— ¿Qué cosa Theo? —intente sonreír—. Siempre fuimos solo amigos.

Pasaron segundos, tal vez minutos, y aun nos observábamos.

Él solo me miraba, no dijo ninguna palabra, solo asintió luego de un tiempo, y como si nada hubiera pasado se sentó junto a mí nuevamente.

— ¿Amigos? —preguntó extendiendo su mano hacia mí.

—Amigos —sellé el trato tomando su mano.

Miré nuevamente la luna, el silencio era cómodo, las palabras sobraban en ese momento.

—Siempre hay que ver el futuro —murmuró a mi lado—. Pero, ¿y el amor cuándo?

—Cuando tu futuro esté listo —sonreí.

—Nuestros futuros coincidirán, estoy seguro de eso —tomo mi mano.

—Tal vez —entrelacé nuestros dedos—. Algún día yo seré una fotógrafa profesional que tomará tus fotos, y tú modelarás para revistas famosas.

— ¿Eso crees? —me miró esperanzado.

—Sí, y si lo creo, se puede cumplir.

—Los sueños se hacen realidad —beso mi mejilla.

—Y nunca debes decir nunca —murmuré recordando lo que Leyna decía siempre.

—Keila, también creo que te amo.

Sonreí.

¿Es posible enamorarse de alguien en un año?

Siempre se dice que el último año el mágico, pero para mí, el penúltimo año de instituto fue perfecto, gracias a Theo Pierce.








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Fangirl: Solo por tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora