Una noche Jinyoung y Im Jae Bum terminan teniendo sexo en un auto, esto complica la relación ya que ninguno, jamás en su vida, se consideró gay, Jinyoung se niega a sí mismo serlo y Jae Bum bueno, él esta dispuesto a cambiar su sexualidad por J...
Lo peor había pasado, durante unos minutos perdimos al bebe pero había aparecido, después de bañarlo lo acostamos para que durmiera.
—Que cansado estoy —Se quejó Im Jae Bum mientras se tiraba en el sillón, a mi lado.
—Y eso que tú no lo cuidaste desde el inicio, yo estuve jugando con él y también le di de comer y cuando se hizo popó, tuve que cambiarle el pañal,
¿sabes lo difícil que es poner uno?
Y para empeorar las cosas, no encontraba los maldito pañales, estuve a punto de ponerle una de tus cortinas, es-
—Serías un muy mal padre si fueras mi esposo —Me interrumpió riendo y mirándome como si... como si me amara y también con melancolía. Sonreí.
—¿Por qué te gusto? —Pregunté sin rodeos, esperando ansioso la respuesta. Levantó la cabeza y sus ojos se posaron en mí para luego posarla de nuevo en la cabecera del sillón.
—¿Acaso importa? —Su voz siempre me había parecido profunda, ésta vez también sonaba ronca.
—No entiendo tu pregunta. Recibí una mirada penetrante por parte de él.
—Me refiero a que realmente no importa por qué me gustas o tan siquiera el que me gustes, a fin de cuentas no seré correspondido, te empeñas tanto en eso de "no soy gay" que te apuesto a que ni siquiera te has planteado si yo te gusto.
Su voz, mierda, su voz, la seriedad con la que me decía las cosas, su mirada de resignación, sólo me orillaba a tomar una decisión.
Me levanté del sillón y me paré frente a él.
"No lo hagas, idiota" Decía mi subconsciente.
Jae Bum me miró confundido. Respiré profundo. "Aún estás a tiempo de redimirte, a ti te gustan las chicas"
Quizás no debía... Oh, vamos, por segunda vez haría lo que en realidad quería y no lo que mi razón me dijera que era correcto, y digo segunda vez porque la primera fue cuando dejé que Im Jae Bum me hiciera suyo. Me senté a horcajadas sobre su regazo y le rodee el cuello con mis brazos.
—¿Qué haces? —Me preguntó riendo un poco, como si creyese que le estaba jugando una broma.
—Demuéstrame que esto es lo correcto —Susurré en su oído mientras me inclinaba más hacia él
—. Demuéstrame que debo dejar a Eunha y elegirte a ti a pesar de que seas hombre, que no importa que ambos tengamos el mismo sexo, que me quieres, que me equivoco al no querer admitir que quizás... yo también te quiero.
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