Necesito mas

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Miraba una película con Junior , estábamos en su casa como la mayoría de las veces, me encontraba algo nervioso porque podía sentir esa aura incomoda que se siente cuando te quedas a solas con alguien a quién le tienes ganas , era increíble pero estar en un sillón para tres personas con Junior en un extremo y yo en el otro, era la cosa más malditamente frustrante para mí y más cuando mi chico lucía de la manera más sexy posible

 ¿Por qué no lo tenía entre mis piernas con su espalda pegada a mi pecho mientras le daba besitos en el cuello justo como una pareja de novios "normal" lo haría? Era muy triste pero siempre era yo quién hacia las cosas lindas, Jinyoung nunca me besaba, ni me abrazaba, la mayor parte del tiempo lucía indiferente a mí, lo peor es que yo estaba muy enamorado de él.

De verdad intentaba entender por lo que él estaba pasando, aceptar que eres gay no es fácil pero para mí tampoco había sido fácil, bueno, tal vez no me consideraba gay pero cuando me di cuenta de que quería a Jinyoung me importó una mierda si ambos éramos hombres. Probablamente él aún no me amaba aunque me lo hubiera dicho ese día en la mañana y sólo lo había dicho por decir.

—¿Quieres ordenar comida? Tengo hambre —Su voz me hizo girar mi rostro y mirarle.

—Claro —Jinyoung tenía un cara de póker que me estaba hartando, quizás él no quería que estuviera en su casa y deseaba que me fuera, quizás él me odiaba.

—¿Pizza?

Asentí sin mirarle, sólo me dedicaba a mirar cómo el protagonista de la película era asesinado. Escuché a Junior hablar por teléfono y ordenar una de pepperoni con champiñones, nuestra pizza favorita de toda la vida, después de eso, sólo se sentó en su extremo a seguir callado sin mirarme siquiera.

Cinco, diez, quince, veinte minutos de puro silencio, si seguíamos así definitivamente esa relación no iba a funcionar, se suponía que debíamos aprovechar que Kim Yugyeom no estaba ni iba a estar en toda la noche porque tenía a su abuela en la cuidad y había ido a dormir a su casa, debíamos aprovechar para darnos cariño y los besos que quisiéramos, después de todo el sexo estaba fuera de mi alcance.

—Jae Bum , dentro de un par de días se casará una amiga y me gustaría ir a la boda —Comenzó a decir.

—Oh —Mostré todo el desinterés que me fue posible.

—Y me gustaría que fuéramos juntos.

"Como amigos" Pensé poniendo mis ojos en blanco.

—Como novios.

Eso sí era nuevo, normalmente a él no le gustaba que las demás personas se enterasen de lo que éramos.

—¿Entonces quieres que vaya contigo? —Lo miré.

—Sí, la verdad no me apetece ir solo —Se mordió el labio inferior.

"Quiero besarte ahora mismo"

—¿Podré al menos darte uno que otro pequeño beso frente a todos? —Pregunté arqueando una ceja.

Pareció pensárselo un minuto.

—No pero, dejaré que tomes mi mano cuando quieras. Era increíble que sólo con eso me conformara, supongo que era porque lo amaba.

—Está bien, hay que ir —Acepté sonriéndole cálidamente. Se limitó a asentir y solté un gruñido de desesperación, es que él era injusto conmigo.

—Pero si no puedo besarte en público por lo menos deberías dejarme hacerlo cuando estamos a solas, como ahora —Solté en forma de reclamo.

—Yo no te he dicho que no puedes pero-

—Entonces sólo lo haré —Me puse de pie y me senté su lado para unir mis labios con los suyos por primera vez en tres días, apenas pude darle un pequeño beso de tres segundos cuando él ya me estaba apartando.

—Es suficiente, Jae Bum

—No, no lo es —Tomé su rostro en mis manos y lo besé hundiendo mi lengua en su boca inmediatamente, esa calidez que su aliento me brindaba era embriagante, el sabor a caramelos de menta me hacía querer besarle para siempre pero lo que más me hacía volverme loco era que no lo había besado en tres putos días y joder, él era mi novio.

—Basta... espera —Se apartó una vez más y no pude soportarlo, me puse de pie para tomar mi chaqueta e intentar salir de su casa y digo intentar porque él no me lo permitió.

—¿A dónde vas? —Dijo mientras se ponía entre la puerta y yo.

—A casa.

Me miró suplicante. Se abalanzó a mí y me rodeo el cuello con los brazos abrazándome poniéndose en puntitas.

—Por favor no te enfades —Susurró con cariño en mi oído. ¿Qué no me enfadara?

—¿Por qué no me dejas besarte? ¿Sabes lo difícil que me es contener mis impulsos de desnudarte y hundirme en ti?

Lo peor es que ni siquiera me dejas darte besos o tocarte como quiero, sólo lo permites cuando a ti te da la gana, mi amor, ya no soporto esto

—Mis manos se colocaron en sus caderas.

—Perdóname, es solo que cuando tú me besas no puedo controlar mis emociones y término... excitándome... y aún no creo estar lo suficientemente preparado para... bueno, ya lo sabes.

Sonreí melancólico, al menos me deseaba.

—¿Aunque los besos sean pequeños?

—Ese es el problema, cada vez que me besas lo haces de maneras muy excitantes y morbosas, no puedes besarme así y esperar a que no se me pare —Su cara todo el tiempo estuvo escondida en mi cuello.

—¿Y si comienzo a darte besos cortos?

Era una locura todo esto.

—¿Me muestras? —Su rostro salió de su escondite para mirarme a los ojos, uní nuestras bocas pero este beso era justo como mi chico quería, un beso delicado.

—Necesito un poquito más que esto, Junior —Esa era la verdad, no podía conformarme con sólo eso, el ritmo que Jinyoung quería para nuestra relación era muy lento, casi demasiado, de no ser por los besos seguiríamos pareciendo sólo amigos.

—Esto es lo que puedo darte por ahora —Mis entrañas se revolvieron, necesitaba salir de su casa, estaba molesto.

—Tengo que irme —Lo aparté con cuidado y salí de ahí dispuesto a irme a casa, hacía tanto que no tenía sexo y por lo menos quería poder besar a mi pareja como yo quisiera.

—Quédate, no te vayas, cenemos juntos, terminemos de ver la película, duerme conmigo esta noche —Dijo después de tomar mi mano con sumo cuidado, como si temiera que en algún momento yo fuera a soltarle una bofetada cosa que ni en un millón de años pasaría. Dormir con él sería una tortura, y me refería a solo dormir.

—¿Eso quieres? Asintió.

—Está bien —Quité mi mano de la perilla de la puerta que era en donde la había puesto, y me dispuse a caminar de nuevo al sillón, el celular de mi novio sonó.

—¿Hola? —Su dulce voz sonó tímida.

 Esperé unos segundos a que volviera a hablar.

—¿ Eunha? Hola, amor.

¿Amor? 

 ¿Amor? 

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No me gustan los hombres,Solo me gustas tuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora