Lento y Doloroso

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Obedecí con miedo porque sabía lo que venía. Bajó un poco mis pantalones, lo suficiente como para dejar mi trasero descubierto. Lo siguiente que capté fue algo húmedo y palcentero y me arqueé de nuevo.

—O—Oh... Ghn... Ah, Im Jae Bum.

Me estaba lamiendo.

yo era un mar de gemidos ¿Cómo podía hacer eso? Era tan vergonzoso.

me estaba matando porque jamás imaginé que mi tierno y dulce Im Jae Bum fuera capaz de parecer tan seguro de lo que hacía.

—Im Jae Bum, sólo entra en mí .

Gimoteé como pude.

pronto escuché el cierre de su pantalón y de en un segundo me tomaba por las caderas, me sentía tan expuesto

—Bien, voy entrar, si duele mucho pídemelo y me detendré enseguida.

—S—Sí.

Mis brazos temblaron cuando su enorme punta comenzó a partirme, ya no esperaba el lubricante ni el condón, supongo que este era nuestro estilo, hacerlo sin nada de por medio.

—Quiero tocarme.

Supliqué, si tan sólo me dejaba cambiar de posición podría hacerlo.

—No.

Comenzó a entrar aún más rápido, no estaba consiente si era más o menos de la mitad de su miembro pero estaba seguro de que no era todo porque aún no lagrimeaba del dolor.

—Hacía tanto que no te sentía, eres delicioso, mi precioso Jinyoung.

—Ugh... ah.

Gemí porque había entrado por completo

—Voy a moverme ¿De acuerdo?

Asentí incapaz de hablar, solo mordí mi labio necesitando que el dolor parara. Inició con las penetraciones lentas y me pregunté por qué tenía ser yo el pasivo, sabía que mi tamaño y cuerpo

no me ayudaban mucho pero era suficiente con tener un pene ¿No?

—Mmm... Ah.., eres tan estrecho, tan apretado para mí.

Sus gemidos me ponían tanto.

De apoco sus movimiento fueron acelerando sacándome gritos de placer y dolor.

—Necesito sentirte mejor

Salió de mi inesperadamente

— Acuéstate de espaldas

Me pidió, lo obodecí sin dudar, pude ver su rostro, tan hermoso, su cabello rojo cubría un poco sus ojos y una delgada capa de sudor hacía brillar su pecho y brazos, tan apetecible.

Se colocó entre mis piernas abriéndolas dejándome de nuevo expuesto ante él, con una mano junto mis muñecas poniéndolas sobre mi cabeza impidiéndome mover mis brazos mientras con la otra sostenía una de mis piernas por el muslo para abrirme más si es que era posible.

Sonrió con malicia entrando con fuerza de una estocada dando de lleno en mi próstata, volví a arquearme, era demasiado placer para un débil chico como yo, si tan sólo seguía así sin parar podría terminar pronto.

—N—No pares, Im Jae Bum; no me falta mucho.

Mi culminante fue cuando me acarició el pene, solté todo lo que tenía que soltar sobre su mano, corriéndome muy fuerte.

—Ya casi llego, amor.—Susurró.

De repente a mi mente vino una idea.

—Sal de mí, Im Jae Bum.

No me gustan los hombres,Solo me gustas tuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora