CAPITULO TRES

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Cuando la luz del aula me hizo ver con claridad aquello, caí en cuenta de que no solo era una escuela publica, era la peor escuela publica.

Era como un reclusorio.

Los alumnos hablaban mientras que el profesor intentaba dar la clase, inmersos en su ridículas conversaciones que me hacían poner de nervios.

¿Un chico de segundo de preparatoria hablaba de sexo como si nada en medio de una clase con cerca de 30 personas?

Aquel aspecto de delincuentes en casi todas las personas me hacían pensar que en cualquier momento uno de ellos sacaría una pistola y me apuntaría con ella para pedirme que le diera mi teléfono celular.

― Señorita Charlotte ―  dijo el profesor con una sonrisa, cuando esto fue mencionado todo se quedó un en silencio sorprendente.

Aquellos delincuentes me observaban como a un pedazo de carne  en una jaula llena de perros hambrientos.

― ¿De que caja de muñecas sacaron a esta? ― preguntó una chica con el mínimo tacto en sus palabras, el resto del grupo rió ante aquel comentario.

― ¿De que tipo de cárcel te sacaron a ti? ― pregunte con una sonrisa, una sonrisa que sólo hizo alterar a la chica.

Algunos chicos solo sonrieron.

― ¿Quieres presentarte? ―  él profesor ignoró por completo aquellos comentarios.

― Mi nombre es Charlotte, pueden llamarme Charlotte y solo Charlotte ―  sonreí de forma dulce solo para mantenerme en le personaje.

― ¿De que escuela vienes, Charlotte? ― el profesor sólo hacia las típicas preguntas de rutina.

―  Dream High ―  respondí como si fuera un trofeo que subía a la vista de todos para que vieran lo reluciente que era.

Aquellos gasnápiros que ahora tengo como compañeros se sorprendieron y comenzaron a murmurar y reír.

El profesor obviamente también se sorprendió.

―  ¿y a que se debe tal cambio extremo?

―  Boberias ―  dije rodando los ojos.

― ¿A la princesita le negaron la corona que merece?

Aquel comentario inevitablemente me molestó por que esa absurda comparación viene totalmente al caso.

Mis padres, literalmente me negaron la corona que es mía por derecho.

Mc rudo estaba al fondo del aula, su burlona sonrisa destacaba sobre las demás.

― ¿De que hablas, mentecato?

El chico levantó sus cejas.

― ¿Que? ¿Tus papis no te quieren en casa y te castigaron mandandote a una escuela publica?

Touche.

― Eres un chiste. ¿Crees que ya es el infierno? Solo espera a ver como te va a ir princesita.

Escuche a todos reír.

Lista negra de Charlotte.

▶ Mc Rudo ×1000

―  Tienes razón, no estoy acostumbrada a estar entre una bola de delincuentes juveniles ―  dije con sinceridad, todos fruncieron el ceño ―  Quiero decir ¿Quien en su sano juicio usa eso? ― dije señalando a una chica que usaba un pantalón enorme donde cabía seguramente dos veces yo.

Era una falta total a todo, no soy una experta en modas, pero en definitiva, a cualquiera la sangrarían los ojos al ver eso.

―  Y quiero decir, las chaquetas de cuero son cool, te hacer ver rudo y ocultan tu evidente amor obsesivo por los cutre pero; aun estamos en verano ¿sabes? ¿Hello? Dale un respiro que hasta acá apesta a tabaco.

¡No La Traten Como Princesa!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora