CAPITULO DIECIOCHO

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Me mantuve en silencio mientras me colocaba la sudadera rosa.

Algunos chicos ya se había acercado a hablar conmigo y les había contestado con mucha amabilidad, manteniendo mi papel de princesa.

Mantuve mis brazos cubiertos por el resto del día. Claro que me avergonzaba haber sido lastimada por una simple plebeya; Pero mas que nada, aquellas marcas arruinaba mi perfecta piel, mi perfecta apariencia.

Practique un rato mas algunos de los deportes en los que participaría. Solo espero que para el concurso las marcas ya hayan desaparecido.

Lancé una flecha y cayó justo en el blanco.

― Por que no lo apuntas a la cabeza de Rosa ― mencionó alguien detrás de mi, de inmediato reconocí la voz de Katerin.

― Es ilegal matar a alguien ― dije rodando los ojos, como si fuera eso lo mas tonto del mundo.

― ¡Pamplinas! ― exclamó golpeando el suelo con su pie derecho.

― Aunque no puedo hacer nada si la fecha cae accidentalmente en su pierna ― me encogí de hombros.

Ella rió.

Después de un tiempo todos se fueron retirando poco a poco. me dirigía a la puerta con Katerin cuando me topé con el Mr Troglodita.

No dijo nada, solo bajó su mirada a mis brazos cubiertos y luego subió a mis ojos y se fue.

― Un amor como siempre ― La peliroja rodó los ojos.

Al final la chica se fue en su auto y me dejó parada en el estacionamiento, si, ella se ofreció a llevarme a casa, pero no podría decirle donde es que yo vivía. Así que solo me negué y le dije que tenia otras cosas que hacer.

― ¿Tomaras el autobús?

volteé de inmediato tras la sorpresa.

― Pensé que te habías ido.

Se encogió de hombros, aun tenia esa gruñona cara seria de siempre.

― Tengo que usar el transporte publico ya que no tengo mi moto, así que recordé que tu también debías e imaginé que no eres experta en ello.

Negué con una sonrisa.

― Pensaba en ir al restaurante por algunas cosas ¿No te importa?

Nuevamente, solo negué.

Señaló con la cabeza hacia donde debíamos ir, y yo le seguí.

Caminamos en silenció, esperamos el autobús, y no subimos, nos sentamos uno junto al otro. yo en la ventana y el en el pasillo.

― Usualmente huelen así ― le murmuré acercándome a él, incliné mi cabeza hacia la suya tratando de que las personas no me oyesen.

― No ― fue su respuesta, después de unos segundos él agregó ―Usualmente es peor.

Arrugue la nariz en un mueca.

― Es por que la gente se sube toda sudada. como nosotros.

Me aleje con sorpresa.

Mi mirada aun seguía en el pero acerque mi mano a mi nariz.

El sonrió.

― No hueles mal, solo era un ejemplo.

― ¿Rosa ha estado enamorada de ti por mucho tiempo? ― mi pregunta fue tan repentina que le sorprendió seguramente. Me miró confundido ― Ella es algo intensa.

― Esta obsesionada por algo tonto.

― ¿Qué es? ― pregunté con interés.

― Ella cree que hice algo bueno por ella.

¡No La Traten Como Princesa!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora