CAPITULO VEINTITRES

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Los últimos días había estado jugando videojuegos con Mr. Troglodita. Había subido algunos niveles y yo había conseguido mis materiales.

También había estado ensayando en mi tiempo libre para mi actuación y en los deportes en los que competiría.

Me había regocijado en el sufrimiento, envidia y celos de Rosa y la molestia de sus allegadas.

Papá Hatsuru me había enviado los datos sobre la sesión de fotos en la playa de la revista de moda.

Se llevaría a cabo entre semana asi que tuve que pedir permiso en la cafetería para asistir, este evento se desarrolló sin más drama y fué bastante rápido.

Por la mañana del viernes la revista ya estaba en manos de todos en la escuela, la ciudad, y parte del continente.

― Solo digo que si van a hacer una sesion en la playa, debieron de dejar menos a la imaginación ― se quejó el chico.

Los dos estábamos sentados en la banca bicolor del patio. Mirábamos al árbol en la parte de arriba recargando nuestras cabeza en el respaldo.

― Es una revista de modas, no una para adultos.

Rodé los ojos fastidiada.

― Bueno, no vale la pena ― suspiró pesadamente ― debieron ponerte un biquini o algo.

― Eres un pervertido

― He aprendido de ti, a admirar el arte que es el cuerpo humano femenino.

― Zopenco ― murmuré.

― Subiste en la lista de "Las chicas mas sexis"

― Es muy vulgar ― giré 90 grados mi cabeza para poder ver hacia un lado, veía a otras personas hablar y divertirse a lo lejos.

― A mí me hace feliz ― le escuché responder ― Mi novia es una de las chicas mas sexis de la escuela, si yo no fuera yo, me enviaría.

Sonreí por su comentario.

― ¿Estás lista para el festival deportivo?

― Moriré de vergüenza si juego con el equipo de Lacrosse.

― ¿Es tan malo?

Patee el aire un par de veces y me moví con fastidio.

― Es un desastre, Rosa me odia más ahora que somos novios ― giré mi cabeza nuevamente pero ahora para mirarlo de perfil. El pelinegro aún miraba el árbol.

―No fue tan buena idea hacer eso ¿No?

Reí a lo bajo.

― Fue una excelente idea, cada vez que se mete conmigo la cayo nombrandote.

Giró también su cara hacia mi, y nos quedamos viéndonos el uno al otro directamente a los ojos.

Después de unos segundos el sonrió, ninguno había apartado la mirada y sonreí como reflejo de su acción.

― Eres linda ― murmuró, casi tan bajo que apenas pude escucharlo.

― Eres muy atractivo ― le respondí de igual manera.

― Tus sonrisa es angelical.

― Tu risa es alucinante.

Rió a la bajo, esta vez rompiendo con el contacto visual.

― Si ― dije regresando mi mirada al árbol ― Me gusta.

― ¿Tomarás la iniciativa y me besaras? ― preguntó evitando reír.

¡No La Traten Como Princesa!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora