El lunes por la mañana todos en el aula estaban haciendo escandalo respecto a lo que ocurrió el día de la competencia. Estaban felices por que nuestro salón derrotó a los de la clase A. Algo que jamás ocurriría en DH.
El maestro daba su clase mientras Mc Rudo jugaba con su consola, Katerin se pintaba los labios frente a su pequeño espejo, Violeta hacia círculos en su libreta, Jessica miraba a Carlos fijamente, Carlos evitaba la mirada de Jessica, el grupo de Joel murmuraba y reían y algunos otros si prestaban atención y escribían en sus libretas.
― ¿Cómo lograste derrotar al jefe de este piso? ― el pelinegro se inclino un poco hacia a mi para no ser escuchado.
― Sus movimientos se hacen mas lentos si utilizas la posición de energía azul ― miraba al frente mientras hablaba para no llamar la atención del profesor.
― Esas posiciones son inútiles, las elimine de mi inventario ― se quejó.
― Bobo ―sonreí.
― ¿Trajiste tu portátil? ― asentí como respuesta ― Ayudame en el descanso.
― No en la escuela ― fruncí el ceño, el también lo hizo cuando escuchó mi respuesta.
― Bien. Hoy pensaba preparar carne ahumada, pero quizás solo haga una sopa instantánea, estaré ocupado intentando subir de piso ― el chico se sentó perezosamente, y apretaba los botones de su consola. Mantuve el aire en mis mejillas como un puchero.
― Sabes que odio eso, ni siquiera debe ser considerado comida. ― negué y seguí escribiendo lo que el profesor mencionaba.
― ¿Qué te parecen las lentejas instantáneas?
Negue mientras hacia una mueca ― Te ayudare.
― Gracias, que amable.
Realmente no pensaba mucho en la situación actual, no había hablado con mi madre ni con mi padre desde el cumpleaños de Daniel. La prensa estaba tranquila como pocas veces y no había ninguna competencia agendada.
En la escuela los exámenes era muy fáciles y los pasaba con 100.
Empezaba a acostumbrarme a la casa pequeña y a las cenas con un extraño y salvaje chico.
Esa semana fue rutinaria, pero también divertida. El trabajo en la cafetería era fácil mientras me mantuviera sonriendo. Muchos chicos asistían ahí solo para verme y pedirme autógrafos, lo que le agradaba al dueño, así que mi trabajo como mesera era muy bien recompensado. Estaba ganando mas de lo que una mesera normal ganaba.
Mr troglodita no había mencionado ya nada mas acerca de la discusión de aquel sábado, ahora las cosas estaban como antes. Simplemente éramos dos personas con un acuerdo beneficioso para ambos, donde yo podía pasar el día al cuidado del chico y el como pago disfrutaba de mi asombrosa compañía.
Un domingo, fui llamada al palacio por mi padre.
El estaba ocupado y no podía salir ni nada, pero me pidió que fuera a visitarlo. un auto vino por mi, nada llamativo, nada lujoso.
El chofer me dejó frente a la entrada principal.
― El rey esta en su despacho princesa Charlotte ― mencionó cuando me abría la puerta para bajar del auto y yo respondí asintiendo.
Subí las enormes escaleras hasta la gran puerta, el piso era brillante como lo recordaba, era nostálgico pensar que apenas un poco mas de un mes yo vivía bien ahí. Me di cuenta de lo horrible que era el lugar donde estaba actualmente, pequeño y sucio.
Toque la puerta antes de entrar.
― Pasa ― respondió mi padre.
Su pelo rubio estaba alborotado y sus ojos azules fijos en unos documentos que sostenía en sus manos. Hizo una mueca y después suspiro. Dejó todo a un lado para mirarme cuando me senté frente a su escritorio.
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¡No La Traten Como Princesa!
Teen FictionSegundo libro de "Educando a la futura princesa" Esta historia será narrada por Charlotte, la hija de los famosos reyes del país, quien se convirtió en la típica princesa caprichosa, arrogante, manipuladora, terca y egocéntrica. Pero tras varios cap...