CAPITULO VEINTE

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Por la mañana me levanté de buen humor. Tomé una ducha mientras escuchaba algo de música, me había levantado temprano y me podía tomar mi tiempo.

Salí con una toalla enredada en el cuerpo y entre a mi habitación, tenía una más en el cabello esperando que absorbiera la humedad.

Coloque crema en mi piel y después me puse la ropa interior. Fuí a mi armario y elegí lo que me pondría ese día.

¿Que diría mejor "Soy la princesa del país y yo obtengo todo"?

Justo eso le quería decir a Rosa.

"Conmigo nadie se mete"

No se trata de una venganza vulgar a golpes, se trataba de algo más profundo y doloroso.

Al final opte por un vestido rosa de cuello cuadrado y mangas largas. el vestido me quedaba un poco arriba de las rodillas y dejaba a la vista mis piernas largas, era de un color rosa pastel y estaba ajustado hasta un poco debajo de la cintura.

Lo combine con unos zapatos grices con dos tonos de tacon de aguja lo suficientemente alto para no exagerar.

Cepille mi cabello con cuidado y se formó ese ondulado natural que siempre tenía. A diferencia de mi madre yo había enredado esa forma de mi abuelo.

Coloqué un poco de loción y salí del departamento con una pequeña bolsa con correa larga colgada de mi hombro izquierdo y una libreta en la mano derecha.

Cuando me pare en la puerta de mi vecino, no me molesté en tocar y solo coloque la clave, cuando giré la Manilla y entre, él estaba en la cocina colocando platos sobre la barra.

El tenia su estilo de siempre. Una chaqueta de mezclilla oscura y unos jeans de un tono parecido, debajo una camisa gris con un diseño irreconocible para mí, era una calavera con una rosa saliendo de un ojo y unas rayas que la atravesaban como cristal roto, por el nombre debajo de ella supuse que se trataba de una banda.

― Estoy ansiosa por ver la cara de Rosa ― mencioné mientras me acercaba.

― Me sigo sintiendo usado.

― Todo el país creerá que eres novio de la persona más rica de este país, la más hermosa y la más talentosa. No tienes de que quejarte.

― Me da pena que piensen que salgo con una princesita como tú.

Rodé los ojos fastidiada.

― El único que sale ganando aquí eres tú ― dejé mis cosas a un lado y me senté en la barra para desayunar.

― Cereal con leche ― dijo mientras colocaba ambos ingredientes en la barra también.

― ¿Qué clase de desayuno es este? ― pregunté con evidente confusión, después fruncí el ceño.

― Realmente hiciste algo tonto como colocarme en la portada de una revista de espectáculo ― el estaba un mas molesto que yo y casi llegue a pensar que tenia razón.

― ¡Tu aceptaste! ― exclamé.

― No me importaba fingir delante de una decena de personas, pero que lo sepa todo el país es otra cosa.

No lo entiendo ― dije y vi como el desayunaba también cereal, por lo menos no había hecho algo delicioso para él. Estaba siendo parejo.

― No sabia que tus "venganzas" ― mencionó haciendo comillas con los dedos ― Podrían llegar así de lejos.

Esto no es nada ― reí ― el ya estaba comiendo, sabia que me estaba escuchando pero él no hacia contacto visual ― He hecho cosas peores.

¡No La Traten Como Princesa!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora