CAITULO DIECINUEVE

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― ¿Y tu quien eres o que? ― preguntó el señor Mikaru con seriedad.

― Mi nombre es Richard señor, es un gusto conocerlo ― el pelinegro extendió la mano, pero mi papá se tardó unos segundos en responder, haciéndolo lo suficientemente incomodo para todos.

― ¿Y tu que o que? 

― Es mi novio ― dije con media sonrisa.

― ¿Que? ― preguntó y exclamó, lo suficientemente alto para que mi verdadero padre se acercara.

― ¿Y tu quien eres?

Casi reí por la situación.

― Su magestad...

― Mi novio.

Todos nos quedamos en silencio unos segundos.

― ¿Quieres dar un paseo en Limusina? ― preguntó por fin.

― No, no quiere.

― Tengo unos perros geniales ¿Te gustan los perros?

―No, no le gustan.

― ¡Ya se! Tengo una cabaña en el bosque que...

Tampoco quiere ― respondí sin separar los dientes.

La mirada del pelinegro corría entre el rey del país y yo.

― ¿Quieres ver la nueva arma que me compre? ― esta vez fue el señor Mikaru el que preguntó.

― ¡Papá! ― exclamé fingiendo vergüenza. Pero la verdad era que solo me hacia gracia y era por que él realmente no era mi novio.

― ¡Solo le quiero mostrar! ― exclamaron los dos.

― ¿Qué sucede? ― preguntó mi papá favorito ― Hola Richard.

El mencionado le sonrió y le contestó un Hola de vuelta.

― ¿Lo conoces? ― preguntó el castaño.

― Claro, es trabajador de medio tiempo en el restaurante del centro.

― Así que trabajador de medio tiempo... ¿Y que haces la otra mitad eh? pequeño delincuente.

Me acerque y le tomé de la chaqueta con dos dedos, los tres adultos bajaron la mirada hasta ese lugar casi al mismo tiempo, y luego sus ojos llegaron a los de Richard. El único normal ahí era mi papá Hatsuru, aunque igual estaba algo sorprendido.

― Estudio en la misma escuela que ella señor Illiano.

― ¿Qué pasa? ― mi madre llegó riendo, aunque todo rastro de ella se fue cuando me vio pegada a Richard, no se si fue por él, o solo por que me vio y punto.

― Charlotte ― dijo sin mas, podría clasificarse como un saludo para mi.

― Reina ― dije de igual manera.

― ¿Y desde cuando son novios eh? ― papá Mikaru hizo la primera jugada.

― ¿Novios? ― preguntó mi madre. Los ojos de papá Hatsuru de abrieron, el sabia que era mentira.

― Hace un par de semanas ― sonreí.

Ese día por la mañana  le había advertido a Mc Rudo todo, desde el exceso de celos de los dos hombres frente a nosotros, hasta la frialdad de la Reina del país. También le hable sobre mi hermano falso  y algunos detalles más. Me puse la ropa que le había mencionado al Mr. Troglodita, un lindo vestido rosa pastel que dejaba al descubiertos mi hombros y cuello y llegaba un poco arriba de mis rodillas, unos zapatos bajos blancos.

¡No La Traten Como Princesa!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora