11- Las noticias no llegan solas

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*Paula*

Tras salir Noelia y Blas por la puerta, volví al salón, donde estaba Álvaro sentado en el sofá mirándome. Me senté enfrente suya, y no tardó ni cinco segundos en besarme y cogerme las manos.

-Álvaro: a ver, vamos a asegurarnos -me miró fijamente a los ojos, me levantó la barbilla, puso su mano en mi corazón.

-Si esto es una excusa para meterme mano, sabes de sobra que no tienes que poner ninguna.

-Álvaro: calla... -se quedó un rato así, y yo al final acabé riéndome- si, vuelves a ser tú, sin preocupaciones y sin dolor, como cuando me enamoré de ti.

-Mira de eso tenemos que hablar, que me pica la curiosidad... ¿Te pillaste de mi en la fiesta en casa de Dani? ¿Por qué?

-Álvaro: no lo sé, sólo lo noté, como si algo hiciera click... Cuando te vi sentada con Noelia en el suelo, haciendo bromas, riéndote... Esa eras tú de verdad, y me encantó... ¿Estás llorando?

-No... Jolin estoy muy sentimental esta semana...

-Álvaro: bueno, entonces qué te parece... ¿Sofá, comida China y cine? -se me iluminó la cara, y mi estómago fue quien dio la respuesta por mi, la comida China, o la asiática en general, era una de mis favoritas.

-Que sea sushi por favor... Tengo un antojo que me caigo al suelo y todo.

-Álvaro:... me tomaré eso como una forma de hablar y no como que me estás ocultando algo.

-¿Te recuerdo la semana del mes que es o cómo va la cosa?

-Álvaro: ¿Ha dicho sushi mi princesa? Ahora mismo llamo, ve a por el ordenador -se levantó corriendo a por el teléfono y yo fui a por el Mac al despacho.

Acabamos tumbados en la cheslong, tras habernos comido un rollito de primavera cada uno, yo media bandeja de sushi y él tallarines, viendo primero la Bella y la Bestia, la edición diamante que me regaló en San Valentín, y después Australia... Vamos que estuve llorando a moco tendido toda la tarde. Para que el pobre no me odiara por mi elección, cuando acabó Australia, nos pusimos American Horror Story. A pesar de que la habíamos visto varias veces... De lo macabra que era asustaba. Estábamos los dos encogidos, casi mordiéndonos las uñas, justo cuando la protagonista estaba a punto de abrir una puerta... Cosas raras de las pelis o series de miedo... La rubia abriendo una puerta por la que sabe que hay algo seguro.... Cuando sonó el teléfono fijo y Álvaro y yo pegamos un bote que casi hicimos que se cayera el ordenador.

-¿Si?

-Marian: hola cariño

-Hola mami, ¿Pasa algo?

-Marian: ¿Mañana puedes venir a casa? Tenemos que hablar papá y yo contigo de una cosa.

-Sí claro... ¿A qué hora quieres que vaya?

-Marian: ve directamente a casa de la abu, y comemos todos juntos, que también vienen los tíos, y dile a Álvaro que venga si quiere.

-Mmmm... Vale, hasta mañana -Me quedé pensativa cuando colgué, mirando el teléfono

-Álvaro: ¿Pasa algo?

-Mi madre... Que tiene que hablar conmigo.

-Álvaro: ¿no será por lo de Irene?

-¿Dos meses después? ¿Y además delante de mis tíos? No creo...

-Álvaro: bueno, mañana vamos a verlos, no te preocupes.

-No, tu mejor ve con tu madre, que llevas mucho sin ir a verla...

Después de cenar, nos fuimos a dormir, y a eso de las doce de la mañana salía hacia Vallecas. Tras tirarme cerca de tres cuartos de hora intentando aparcar, y dejando el coche al lado de la vía del tren, entré en casa de mi abuela. Tanto ella como mi madre estaban en la cocina, trapicheando, y mi padre estaba en el salón, arreglando el aire acondicionado. Le eché una mano, hasta que llegaron mis tíos, y entre los seis preparamos la mesa y nos pusimos a comer. Estábamos ya en el postre, con los cafés en la mesa, y mi abuela sacando las pastas, cuando se pusieron a hablar.

4- This is the lifeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora