4- This is the life

21- El paraíso del buffet libre

*Noelia*

-Me duele todo...creo que me he dado con la tabla de surf en sitios inimaginables...-le dije a Blas cuando al fin, tras una ducha, me tumbé en la cama

-Blas: creo que yo me los imagino.- dijo tirándose a mi lado

-oye, que hay en el minibar?

-Blas: refrescos, tónicas, y botellitas de alcohol...Por qué?

-Nada para comer? Tengo hambre...

-Blas: No, lo que había...ya no esta...

-Pues con hambre yo no me puedo dormir...

-Blas: eso tiene solución. Vamos- me dijo tendiendome la mano tras levantarse de un salto.

-A donde? Por qué? Cómo? No piensas llevarme a un zulo y violarme no?

-Blas: fantasiosa. Ven y lo veras.

-Son las dos de la mañana, donde piensas ir?

-Blas: algún día dejaras de preguntar, y seremos felices...

-Si, porque ese día llegará cuando esté bajo tierra...

-Blas: entonces que no llegue. Ahora señorita, por aquí- me dijo abriéndome la puerta de la habitación.

Llegamos al vestíbulo y empezó a mirar por todos lados, y a esconderse detrás de los sillones. Me empezó a hacer señas para que me agachara y le siguiera. Saqué el movil y empecé a grabar

-Chan Chan chan chan chan...-tarareando la sintonía de Misión Imposible llegué a su lado.- Soy muy influenciable...- le dije a la cámara

-Blas: perdona, pero quien tiene hambre eres tu. Yo soy el influenciado!- dijo haciendo pucheros, cosa que no resistí y le tuve que besar.- Y así es como me convence de todo...agachate!

Al final entramos al comedor sin ser vistos. Tenían ya todo preparado para el desayuno del día siguiente, así que estábamos en la gloria.

-Es el paraíso...

-Blas: quiereme. Si no fuera por mi estarías muriendo de hambre.

-Cierto. Te amo. A ti también, Blas.

-Blas: le dices al termo de leche que le amas? Muy bien...Yo me voy con mi amiga la taza, tranquila.

Empezamos a hacer el tonto con los bollos, riéndonos más alto de lo debido, cuando se me calló al suelo un servilletero con un golpe seco.

-Blas: debajo la mesa, ya!- me dijo levantando el mantel que llegaba al suelo. Habíamos oído pasos acercándose tras el ruido.

Oímos la puerta abrirse y a continuación una linterna. Vale, nos iban a descubrir. Blas ya estaba preparado para moverse entre las mesas y evitar que nos pillaran. Pero yo estaba paralizada, creo que hasta respirar se me había olvidado. Cuando reaccioné, fui a moverme para colocarme mejor evitando cualquier ruido cuando toqué algo. En seguida volví a mi posición, pensando que había movido una silla o algo, justo cuando la puerta se cerraba de nuevo. Otra vez se oían pasos dentro del comedor, y yo no sabía donde estaba Blas. No sé por qué me esperaba reconocer las voces.

-Carlos: tío, tienen colacao!

-Blas: pero qué hacéis aquí vosotros dos?

-Dani: qué haces tú?

Y nada más terminar la pregunta Dani, el mantel de mi mesa se subió, y grité. Si, no solo porque lo había levantado Carlos y eso daba miedo, sino porque a mi lado había alguien. Estábamos hombro con hombro.