26- Duras palabras, decisiones importantes y la fecha final.

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*Paula*

Volver a coger la renfe y el metro fue una bonita forma de recordar aquellos días en los que no tenía coche y, cuando tenía que ir muy lejos, me tocaba hacer transbordos. Estaba en la Rollerie, en Islas Filipinas, donde tantas veces habíamos quedado los de la universidad cuando aún estábamos en la Complutense. A pesar de los caminos tan distintos que habíamos elegido al acabar la carrera, seguíamos estando unidos, con nuestras tonterías de biólogos, y con nuestras anécdotas.

-Juan: nunca se me olvidará la primera vez que vinimos aquí, por el cumple de Carlos.

-Carlos: a mi lo que nunca se me olvidará es la indigestión de cupcakes de oreo, o como Paula en un desliz de memoria tuvo que salir corriendo a comprar unas velas.

-Bea: y un mechero...

-Sandra: aquel día cometimos un homicidio muy grave, ¡Nos cominos unos pobres osos panda!

-Ángela: y una tarta entera de chuches, más luego la merienda...

-Bea: buf, no sé como seguimos vivos

-Juan: oye, pero al menos sacamos algo bueno de aquel día

-Sí... Un negocio que nunca llegó a salir adelante porque nos volvimos demasiado vagos Juan -ese negocio de cupcakes que íbamos a hacer en el verano de 2014, que a los meses se convirtió en un restaurante imaginario... Pues en eso se quedó, en nuestro pensamiento.

-Carlos: bueno, ¿Entonces te vas a casar?

-Sí... Al menos él me lo ha pedido bien, y no con cloroformo y en contra de mi voluntad en Las Vegas.

-Sandra: qué poca vergüenza Carlos... ¿Cómo pudiste usar cloroformo cuando el éter es más eficaz?

-Juan: ¿Sólo piensas en eso? qué mala persona.

-Ángela: habló... El que quería casarse con ella por los postres que sabía hacer.

-¿Hola? ¿Por qué yo no me acuerdo de eso?

-Carlos: efectos secundarios, tú tranquila.

Oímos la campanita de la puerta, ya que estábamos solos en la cafetería. Nuestras risas, el sonido de las cámaras de los móviles, y los de las cucharillas, dejaron paso a una voz que nunca me hubiera esperado oír ahí.

X: vaya, parece que seguimos con la misma costumbre de decirme que conmigo no puedes quedar, pero luego bien que sales con los demás -a pesar del calorcito de la calefacción, me quedé helada, con un sudor frío que me recorría la espalda, resultado de la mirada de ojos verdes que tenía delante mía...

-Lore... ¿Qué haces aquí?

-Lore: lo mismo que tú, quedar con mis amigos. Aunque al menos yo no lo oculto y pongo la excusa de que no estoy en Madrid

-Volví ayer de Salamanca, fue de improviso.

-Lore: sí, la misma excusa de siempre... Tu vida como la novia de la súper estrella es demasiado importante como para compartirla con los que somos de la clase media ¿Verdad?

-Si quieres hablar de eso, mejor salimos un momento y lo hablamos, pero no montes el jaleo delante de ellos porque no tienen la culpa.

-Lore: ¿Qué pasa? ¿No quieres que tus amigos se den cuenta de quién eres realmente?

-Ángela: oye bonita, te estás pasando.

-Lore: estoy en todo mi derecho de decir algo sí quiero, la conozco muchísimo antes que vosotros, ya veréis cuando con el tiempo os empiece a poner excusas de que no puede quedar con vosotros y os vaya echando poco a poco de su vida.

4- This is the lifeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora