20- Los nervios, las sorpresas y de nuevo la puesta de sol.

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*Paula*

Un cielo en tonos naranja ardía sobre el horizonte, resultado de aquel precioso atardecer... Y el sol, desapareciendo tras el límite infinito del océano, daba paso a una brillante luna, que resaltaba al lado de los luceros que eran capaces de resplandecer, a pesar de la presencia del sol. El mar azotaba la orilla con ímpetu, y a pesar de la hora que era, el agua llegaba bastante alto. Yo estaba sentada en la parte de la playa que era completamente lisa por la acción de la marea, con mi cuaderno, dibujando aquella escena... Las gaviotas hacían vuelo raso y en picado, hacia dentro del agua, y cuando salían tenían algún pececillo en la boca. La brisa con olor salado revolvía mi pelo, y el agua fría me mojaba los pies, mandándome pequeños escalofríos por todo mi cuerpo. Estaba sola, ni siquiera el paseo marítimo tenía gente. Fue entonces cuando lo oí... Mi nombre, su voz, pero él no estaba allí... 'Princesa', 'Paula', 'Mi vida'... Por más que miraba a mi alrededor no le veía... Y las palabras empezaron a aparecer como de la nada en las hojas del cuaderno...

-Álvaro: Paula cariño... -abrí los ojos, y le vi... Vestido y arreglado ya.

-¿Qué pasa? -me incorporé, sobresaltada, mirando a todos lados, por la terraza veía que estaba amaneciendo, y el reloj marcaba las ocho menos cuarto de la mañana

-Álvaro: tranquila... ¿Te acuerdas que te dije que tendríamos un día libre? Pues es hoy.

-Pero anoche Magí dijo que quedaba aun una parte -volví a tumbarme, abrazando la almohada.

-Álvaro: se las apañarán sin mi, pero tenemos que darnos prisa, si se enteran no nos dejarán irnos solos... Vamos, dúchate -tiró de mi para levantarme, y luego tuvo que sujetarme cuando no conseguía mantenerme en pie.

Se metió en el baño conmigo, para asegurarse de que no me durmiera mientras me duchaba, y así en quince minutos, salimos en silencio de la habitación. Nos fuimos al ascensor, y le vi que estaba algo nervioso

-¿Estás bien?

-Álvaro: Sí.. -me quedé mirándole- es que... Si nos ven salir nos seguirán, y dentro de unos días es nuestro aniversario, y yo no estaré y...

-Vale Álvaro cariño, tranquilo, lo he entendido, quieres que estemos solos

-Álvaro: exacto -las puertas se abrieron y prácticamente me empujó dentro, y le dio al botón de la planta baja para que se cerrarán lo antes posible. Le miré de reojo, y el pobre seguía tenso, con el tembleque en la pierna, así que le cogí de la mano... Y entonces se relajó.

-A este paso te tendré que llevar a urgencias por una subida de tensión.

-Álvaro: prometo tomármelo con calma -me besó, justo en el momento en que el ascensor llegaba a la planta baja.

Cogimos algo para desayunar, y salimos del hotel. Me llevó hasta el parking y sacó unas llaves.

-Álvaro: mi hermana me ha dejado el coche, así que no tendremos que coger ningún autobús.

-¿Se puede saber desde qué hora llevas despierto?

-Álvaro: Digamos que no he dormido. En cuanto te quedaste dormida salí de la habitación.

-Te mato...

Las calles estaban casi vacías, apenas había tres coches, pero en las playas se podían ver a los más madrugadores disfrutando de un bañito mañanero. Llegamos a la cala donde habíamos grabado el día anterior, pero no nos quedamos al nivel del mar, sino que subimos a uno de los acantilados. Al bajarnos del coche, pude oir el sonido de las olas rompiendo contra la rocosa pared, y las gaviotas realizando vuelos rasantes, luchando contra la fuerza del viento, el cual soplaba con gran intensidad en aquella parte. Nos sentamos en el césped, abrazándome por la cintura, con la barbilla apoyada en mi hombro, mientras observábamos el mar, y los colores que iba tomando a medida que el sol subía por el horizonte.

4- This is the lifeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora