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—Quiero saber porqué estás aquí—dijo el rubio mirando al chico en su sala de estar. Levi había ido a verlo con la esperanza de que él lo ayudara en su problema.

—Nina quiere que quedemos como amigos—Alan asintió y se sentó en el sillón frente al chico. Pasó una mano por su cabello y luego se colocó cómodo dejando los pies estirados a lo largo del mueble.

—Me parece bien—Levi negó.

—No, eso no está bien. Yo quiero que volvamos a cómo estábamos.

—¿Y cómo estaban? ¿En una relación sin nombre que no hacía más que perder el tiempo?—dijo con el ceño fruncido—. Nina puede que sea ingenua y un poco—demasido—lenta pero no es estúpida y sabe que así no iban a llegar a nada. Además de que practicamente la engañaste con tu exnovia, esas cosas no se hacen Levi.

—¡Pero no sé qué sucedió! Yo no quería.

—Es es lo mismo que dice un asesino en juicio—respondió—. No, yo no quería matarlo—dijo cambiando su voz a un tono más agudo—, pero lo hiciste y no hay vuelta atrás.

—Vine para que me dieras un consejo no para que me regañaras, si hubiese querdio eso, me habría ido con Irene—comentó gruñon, Alan lo miró serio y negó.

—Sólo quiero que te des cuenta de que comestiste un gran error—respondió—. Ahora que ya lo sabes, entonces podemos hacer un plan para que tú, señor rey del coqueteo, sea un hombre de una sola mujer y luego consigas nuevamente el amor de Nina.

—¿Y cómo haré eso?

—Fácil—dijo y fue corriendo a su habitación. Levi lo vio irse y se quedó esperando sin entender a dónde y a qué había ido. Alan regresó a los minutos con un cuaderno azul en la mano—. Mi cuaderno de encantamientos—lo mostró orgulloso—. Aquí encontrarás las mejores frases, métodos y formas de coquetear con una persona.

—Ya veo porqué te dicen cupido—respondió mirando curioso el cuaderno.

—La verdad es que inicié yo llamándome así—se encongió de hombros—, con el tiempo la gente siguió diciéndolo. Es divertido.

—Ajá—mencionó Levi—. ¿Cómo será el plan entonces, cupido?—dijo haciendo énfasis en la última palabra. Alan sonrió y abrió su cuaderno.

—Infidelidades estúpidamente tontas, tomo uno—leyó y se echó a reir por su comentario—. Primero debes decirle a la otra chica que no quieres tener nada más con ella y una vez que ella entienda eso, vas con Nina y le intentas llegar como amigos, debes hacer que ella tenga la confienza otra vez contigo.

—¿Y cómo hago eso?

—¿Alguna vez te has sentido como ese amigo gay que escucha siempre los problemas amorosos de sus amigas?

—No.

—Empezaremos entonces por ahí. Paso uno, tendrás que convertirte en su confidente.


N/A: Creo que ya regresé(?

A Él SÍ Le Gustas TantoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora