PersonajesxMale!Reader (Yaoi) [Volumen I]

Homestuck: Dave Strider | Indignación real

Canción-OST: "Falta Sentimiento" de Carolina Durante.

Tiempo estándar de lectura: 00:13:19

Palabras: 2816.

Fecha de publicación original: Diciembre de 2017.

*******

Lo odias, lo reconoces completamente.
       Un sentimiento de rabia e indignación invade tu mente, y este quiere tomar control de tus acciones, mientras intentas guardar con cuidado las cosas en tu casillero. Este simplemente no cede. El intento de abrirlo hace ruidos fuertes, que jamás en todo el maldito curso habían hecho, y hacen que llames la atención. No quieres mirar a nadie pero, por unos leves segundos, tus ojos se cruzan con los suyos.
       Los suyos, los de Dave Strider, mientras camina con varios chicos más, están resguardados por unos malditos lentes de sol. No sabes que mirada te ha lanzado y eso te indigna aún más. Intentas correr con libros en mano, escapando de más miradas con las acusaciones de "Bicho raro".
       ¿Qué eras tú? Un estudiante destacado, respetuoso del reglamento, bueno en la mayor parte de las materias, excepto en matemáticas, no salías con nadie ni a nada.
       —No tengo amigos —Pronuncias con miedo para golpear tus pensamientos.
       Nadie te ha escuchado. O al menos eso crees.
       Hace muchos días atrás. Una clase libre. Irónico. Sucede muy pocas veces. Tu lápiz se mueve hacia arriba y hacia abajo sobre una infinitésima hoja de papel rayado, un plan para un ensayo. Una risa fuerte interrumpe tu concentración, el lápiz se ha movido de lugar y su punta se ha roto, en la hoja se ha dibujado una horrible raya de grafito y sueltas un gruñido leve.
       La risa proviene desde el montículo de jóvenes que rodean a Dave Strider, chicos y chicas que intentan conversar con él.
       Indignación.
       Volteas a verlo con los ojos entrecerrados y de una manera que no parezca tan obvia, como si fueras a ver la ventana u otra cosa, pero esos segundos te sirven para mirarlo definidamente. Dave es un chico muy especial. Es inteligente, algo extraño para los chicos populares. Va con sus lentes de sol y con su cabello rubio despeinado, es un imán de chicas (y, ¿Por qué no? De chicos también) y, al igual que tú, se ha ganado el afecto de varios maestros.
       Vuelve a reír y ahora notas lo angelical que es su rostro. Con ello, llevas tu dedo índice a hacer "remolinos" sobre tu cabello (t/c), el cual recoge el gel con el que lo peinaste.
       Regresas a tu hoja e intentas regresar a la concentración, pero no es posible. Ahora te comparas con Dave y piensas en tus defectos, físicos y sociales. No eres popular, tampoco eres bueno hablando con los demás, tus trabajos los haces individuales y eso no le gusta a muchos, tu piel (c/p) tampoco ayuda y además ya te han hecho algo en la escuela (golpes, broma o alguna jugarreta inmadura).
       Suspiras, volteas a ver de nuevo hacia él y te observa fijamente, con una sonrisa que luce cierta empatía. Te sonrojas, tus brazos se dirigen hacia tus hombros e intentas escapar.

[...]

       Como mencionamos, la clase que más odias es la de matemáticas. Simplemente no das una, y ese día fue suficiente para reafirmarlo por una simple cosa: Tu examen no apareció. No es como que quisieras tenerlo en la mano para irlo a enmarcar por orgullo, pero al menos querías saber que podías intentar estudiar. Por dentro sabías que no serviría de nada pero hay que cumplirle al sistema. No quisiste decirle a la maestra, más que nada, para evitar llamar la atención.
       Y eso no era todo.
       El ensayo que entregaste, el cual no quedó exactamente como querías por culpa de las distracciones de Dave y compañía, fue de los mejores pero, ahora, la profesora de lenguaje debía cumplirle al sistema y mandaría otro ensayo. Esta vez, por parejas.
       La profesora, quien era algo joven y aprovechó a sentarse con las piernas cruzadas y encima del escritorio, tomó la lista y comenzó a dar los nombres, junto a una mirada maliciosa.
       —Hablaré con ella —susurras para ti.
       Uno, dos, tres... Comenzaste a contar los nombres de cada alumno de su lista. Diez, once, doce...
       —Veamos...
       Se lleva la pluma a la boca y la muerde por unos segundos.
       —(t/n) (t/ap). Por cierto, excelente ensayo.
       Te sobresaltas y volteas a verla, pensando en la rápida respuesta para no llamar la atención.
       —Gracias.
       —Tu pareja será... —Comienza a bajar su dedo sobre la lista— Dave Strider.
       Te paralizas, tiemblas, quieres morir ahí mismo, te sonrojas y sientes como navajas sobre tu piel las miradas frías y los sonidos de sorpresa que emiten los idiotas —perdón, los compañeros— al escuchar el apellido del chico más cool del colegio.
       —Los conozco —añade—, y quiero que hagan un trabajo excelente.
       —Hablaré con ella —susurras aún más bajo.
       La campana suena y esta ha sido la última clase. Metes todo de un golpe a tu mochila, intentas no dar miradas ni explicaciones a nadie y quieres correr como nunca. Pero mientras lo intentas, todo el salón ha salido y tú sigues intentando guardar todo.
       —¿Todo bien?
       Esa voz.
       "Maldita sea, es Dave Strider", piensas.
       —¿Perdón? —Contestas y lo volteas a ver. Tus ojos ahora se encuentran con sus lentes.
       No hay nadie en el salón, solo están Dave y tú, quien se encuentra detenido y con la ceja levantada esperando algo más de ti.
       —¿Todo bien, (t/n)? —Vuelve a preguntar.
       —¿De casualidad no te han dicho que eres tan molesto?
       Dave se ríe y pone su mano sobre tu hombro. Te sobresaltas. Intentas alejarte pero no es posible.
       —¿Y qué haremos ahora? —Pregunta.
       —¿Haremos? Me suena a manada—dices—. Hablaré con la profesora para que me deje hacerlo solo.
       —No pienses que me dejarás solo, (t/n).
       —Eso planeo hacer, Strider.
       Lo alejas con una mano y tomas tus cosas para irte.
       —Espera, (t/n) —Dave te toma del brazo.
       La tranquilidad de sus movimientos, pero que no los hace sencillos, igual con fuerza, y sin levantar la voz es lo que te hace estremecer. Con ello, respondes evasivamente y levantas la mano. Por un instante deseas golpearlo pero no puedes. Piensas en que toda la escuela se vengaría de ti por destruir la cara de Strider.
       —Toma. Estaba pegado al mío por error.
       Dave te entrega una hoja doblada y llena de marcas rojas. La desdoblas, notas tu nombre. Es tu examen de matemáticas. Lo revisas detalladamente, piensas en los errores y te sientes morir con la cabeza gacha. Y ahora levantas la vista, ya no está ahí.