Bleach: Ichigo Kurosaki | Incorpóreo

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Canción-OST: "A Promise (Edit)" de The Cinematic Orchestra ft. Heidi Vogel.

Tiempo estándar de lectura: 00:06:50

Palabras: 1444.

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En este momento no puedes decirle a nadie, absolutamente a nadie, ni mucho menos estando así. Ni en clase ni en tu espacio de siempre. Sientes que te observan pero pasa de largo, pues ellos siempre te están observando.

Siempre han estado ahí, contigo. Buscan que seas su mediador, quizá su ayudante. Pueden verse como personas reales pero también como monstruos. Estos emiten una luz, similar entre el color negro y el color azul. Un sueño tuyo que termina por atontarte en todo el día, donde parece desaparecerte de una vez por todas. Tu cuerpo adquiere lo mismo que los monstruos, de este sale una sangre negra con sombra azul de fondo. Como si se reflejara con la luz, un azul metálico, que con tus sentires intentaba emular el infierno.

Ellos dejaron este plano para regresar al mundo de las sombras a donde todos vamos algún día. Ves gente muerta.

La cabeza se te inunda con ideas y ganas de querer desaparecer todo eso y dejarlo atrás, un día, solo un día y no más, para ya no sentirte ni tan solo ni tan desesperado.

—¿Te encuentras bien, (t/n)? —La voz de uno de tus pocos amigos te eleva.

Antes de responderle miras tus manos, que están con las venas sobresaltadas en tu piel (t/p), conservando algunos vellos y las uñas comidas por la desesperación.

—Sí —le respondiste con dificultad—, sí lo estoy.

Ellos simplemente no lo entenderían, es una posibilidad que no se les cruza en la mente. Y no se les cruza lo que ves. Pero no a todos, y eso era para bien y para mal.

En un instante, el sueño regresa a ti y haces de cuenta estar normal. Solo con la cabeza sobre ambas manos juntas en tu escritorio. Intentas hacer el sueño a un lado para poder regresar a la normalidad.

Alguien vuelve a mirarte.

Pero esta vez la sensación de ser observado se siente más diferente.

Sales por un poco de aire, llegas a la separación entre edificios y pones ambas manos sobre el barandal. Jalas todo el aire que puedas con el fin de regresar a tu mundo.

Regresas hacia ti, de nuevo te sientes observado. Pero ahora es un momento peculiar en donde nadie está junto a ti. Volteas. Un poco lejano lo ves. Es un chico alto, de tez cálida, y un singular cabello naranja que se ve desordenado por sus picos. Con su mirada fija en ti, una mirada impresionada, solo responde saludándote al levantar su mano en el aire.

Contestas del mismo modo.

Te está buscando.

Pasan unos segundos y él sigue en su camino. Lo pierdes de vista al regresar tu mirada hacia el suelo, con las manos sobre el barandal. Piensas en su mirada al volver a los pasillos, al acercarte a tu salón de clases. Como si se imprimiera en tus ojos cerrados y te buscara preparar para lo que viniera.

Pero no funciona.

Y menos cuando casi te desmayas, al ver una enorme mancha goteante sobre tu escritorio. Las gotas negras que caían al compás de tu sonoro grito en el salón.

Casi te caes, tus amigos corren a auxiliarte, unas risas se oyen de fondo. El mundo parece haber aumentado de velocidad. Todo avanzó de cero a cien en cuestión de segundos.

—(t/n) —pronuncian con cuidado tu nombre—. ¡(t/n)!

—Eso —dices con dificultad y señalando hacia aquel lugar—. ¡Esa cosa en mi escritorio!

PersonajesxMale!Reader (Yaoi) [Volumen I]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora