PersonajesxMale!Reader (Yaoi) [Volumen I]

Martin Mystery | Romper la velocidad

Canción-OST: "Quebrar Las Ventanas" de CENTAVRVS.

Tiempo estándar de lectura: 00:06:43

Palabras: 1417.

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—Deberías hacerlo —es lo primero que dice aquel hombre—. No puedes quedarte aquí solo, como un ermitaño.

—Lo sé, papá, lo sé. Pero aún no me siento cómodo.

—Ya llevamos una semana en esta ciudad, deberías intentarlo.

—Está bien, está bien. Al menos le daré una vuelta a la calzada, por lo menos.

—Por lo menos —repite.

Parece estar insatisfecho por tu respuesta, pero lo dejará pasar si logras el cometido.

Él se va por fin. Puedes notar la suerte que has tenido, al verlo partir desde la ventana.

Es un barrio tranquilo de Sherbrooke, hermosa ciudad de Quebec, no tan dinámica como lo podría ser Montreal pero si era un lugar muy bonito. De por sí Canadá es un país muy bello como para dejar pasar la oportunidad de progresar. Ya tenías ganas de poder ir a la escuela, poder conocer gente y, quien sabe, darle rienda suelta a buscarle destino a tus sentimientos. Era algo que podías imaginarte por el momento.

—¿Y si salgo a recorrer el lugar?

Es una pregunta que has soltado al aire y solamente tú puedes darle respuesta.

Corres hacia tu nueva habitación y buscas de un enorme baúl algunas cosas que te puedan ayudar para tu viaje. Tus rodilleras y protectores de codo, ambas cosas de un vivo color azul que combinaban con el transporte que ibas a usar. Corres hacia donde se encuentra, ya vestido en una playera de manga larga negra y jeans.

Tu bicicleta. De un vivo color azul eléctrico, adecuada para tu tamaño.

La pones en medio de la calzada con camino al asfalto, buscándole un buen lugar para poder comenzar a andar. La ciclovía está marcada en la calle, por ende podías hacer buen uso de esta. Era algo moderno, de lo que tenías oportunidad más allá de lo que viste en (t/p).

Tomas equilibrio, un poco de camino para comenzar a andar. Propulsas el armatoste que eres junto a tu bicicleta, y comienzas a andar por fin. Empiezas con cuidado a recorrer la calle, mirando hacia ambos lados para evitar ser arrollado por un coche.

Para ser fin de semana es un día tranquilo. No hay muchos coches en la vía más que los estacionados, algunos inconscientes perturban la ciclovía.

—Bueno, no se puede tener todo en la vida —dices para ti solo.

Y en eso te das cuenta de lo que está pasando y lo que estás haciendo. Estás solo, hablando solo.

Y eso te motiva a tomar la siguiente decisión. Comienzas a correr en tu bicicleta, aumentas la velocidad y te dejas llevar por recorrer toda la calzada a tu modo. Te llevas por las pendientes, vigilas de los coches, le juegas al vivo a estos al aumentar tu velocidad y esquivarlos por poco, atraviesas las calzadas abandonadas y sientes como chocan tus llantas con lo que sea que se cruce en el camino. La adrenalina corre por completo en tu cuerpo y te motiva a seguir, se vuelve adictivo.

Buscas detenerte, ya fue suficiente diversión... Bueno, una más. Y vuelves a agarrar la pendiente para comenzar a descender y quemar la llanta hasta terminar en el resto de la calle. No hay coches, atraviesas la calle de tu casa y parece que no hay ninguna alma en pena. Volteas a verla como si te estuvieras burlando de ella, pero cuando regresas la mirada hacia el frente de la calle.