PersonajesxMale!Reader (Yaoi) [Volumen I]

Cowboy Bebop: Spike Spiegel | Juguemos a los golpes

[N/A (Nota originalmente publicada en Marzo 2019): Este chico también es de mis favoritos. Y el anime... Uff, papá. El anime es de culto. Si no lo han visto, se los recomiendo. A ver si la legión de niños D A N K  no viene a atacarme por esto].

Canción-OST: "Brazos Abiertos" de Futurista.

Tiempo estándar de lectura: 00:07:03

Palabras: 1486.

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La miras distante, sin nada más que hacer. Desde una ventana del Bebop, suspiras al sentirte pequeño por la majestuosidad perpetua que forma a la galaxia. Esta galaxia. En este universo.

Cada estrella, cada planeta, cada peligro en ella, el color azul casi negro que termina por formar el cielo y lanzarse hacia el firmamento. Pasas horas y horas viéndola, buscando un alivio para tus penas e, intentado, dejar de lado lo que te estaba comiendo vivo.

Spike comienza a caminar hacia ti, al notarte desde lo lejos. Y entonces el olor del aire reciclado de la nave comenzaba a pelear con el de sus cigarros.

Y eso te molestaba.

—¿Qué haces? —Preguntó.

Lo miras desafiante, regresas a tu pensamiento sobre aquel muchacho, y luego toses para llamarle la atención ante el humo del cigarro.

—Nada, —contestaste—. Solo... Observo el firmamento. Es todo. Es increíble pensar que todo esto existe, a pesar de estar tan cerca y tan lejos. ¿No lo crees, Spike?

Su cabello oscuro todo rebelde, su altura, su vestimenta (aunque en algún momento lo llegaste a ver con el pecho descubierto). Eso eran todas las cosas maravillosas que importaban para ti y también estaban en esta galaxia.

—Me parece que eres muy entusiasta para todas estas cosas, (t/n).

—Tal vez, Spike. Tal vez.

—Supongo que también te has acostumbrado a todo eso —dice.

—De hecho. Todo esto es mi vida.

Spike se lleva el cigarrillo entre los dedos y luego regresa a su boca. Comienza a juguetear con él entre sus labios y procede a pedirte un permiso. El de sentarse contigo.

Miras hacia la ventana con total concentración mientras que Spike exhala el mismo aire que te rodea, mira igual por medio de la ventana y con su cigarrillo entre los dedos.

Mientras ambos se quedan mirando hacia la infinita nada, pero que también lo tenía todo, procedes a recordar las cosas que pasaron al tenerlo en presencia.

Aún recuerdas ese día en el que te ibas a reunir con una amiga para poder seguir con el plan, aquel proyecto con el que estabas trabajando con ella para ponerle fin a todo esto de una vez por todas. Un paño húmedo, con un olor aromático, se posó sobre tu boca al dejarte distraído. Te llevaron, te vaciaron los bolsillos y te torturaron.

—No sé de qué están hablando —les dices. Pasas tu voz entre el orgullo, la indiferencia, el miedo y el llanto.

Te pidieron nombres, datos, dinero. No sabías que hacer o decir. Aquellos sujetos, unos criminales de poca monta, nada más esperaban por el momento preciso en el cual poner su arma sobre tus sienes y disparar.

Pero no fue así.

La puerta metálica de aquel muladar se rompió de un golpe. Y entonces comenzó la batalla. Al primero que viste fue a un hombre, alto, de cabello rebelde y vestimenta que buscaba emular un traje. Seguía con ellos otro hombre, formado, con semblante serio y habilidades para la pelea. Y con ellos también venía ella, tu amiga.