PersonajesxMale!Reader (Yaoi) [Volumen I]

Shokugeki no Soma: Soma Yukihira | Esfuerzo típico

Canción-OST: "Visiones" de León Larregui.

Tiempo estándar de lectura: 00:08:00

Palabras: 1690.

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Tu mirada pasa por todo el cuarto, baja del techo y se dirige hacia el resto de tu cuerpo. Es de madrugada y no puedes dormir por la culpa. Tus ojos se sienten cansados, has dejado varios bostezos como una falsa señal del sueño. Pero simplemente no puedes dormir. El rato suele pasar entre parpadeos, mover tus manos entre sí y después sobre tu cobija.

Pero ya no resistes.

Te sientas al borde de la cama, suspiras, de nuevo mueves ambas manos sobre tu rostro, y pones tus pies sobre las sandalias. Niegas con el rostro, hastiado. Sientes, de nuevo, el cansancio en los ojos.

Comienzas a caminar, sales de tu habitación y haces hincapié en que el baño está siendo usado. La luz se observa por debajo de la puerta.

"Quizá fueron los condimentos, ella tampoco lo aguantó aquella vez", piensas. Se oye el excusado bajar después de los breves sonidos de alguien devolviendo, tardan algunos segundos en salir pero no lo miras. Tu semblante es una mezcla de miedo, preocupación, coraje y tristeza.

Salió del baño y comenzó a limpiarse en el lavamanos. Lo viste. Un poco más alto que tú, cabello rojo hecho picos, vestía camisa y pantaloncillos como ropa de dormir al igual que tú. Se hizo unos enjuagues con la boca y después procedió a lavarse los dientes.

—Soma... —Le dices.

Él regresa la mirada hacia ti, con el cepillo de dientes y la espuma dental en la boca. Dice tu nombre aún con la boca llena.

Esperas a que termine de hacer lo suyo, cuando tire el resto de la espuma sobre el lavamanos. Y esperas a dejarlo pasar. Lo miras de frente cuando ha terminado, cuando ha comenzado a hablar. Su rostro está pálido y parecía como si estuviera cerca de enfermarse, pero no dejaba de lado su hermosa sonrisa. Esa hermosa sonrisa que te atrapó.

—Soma...

—¿Te desperté?

—No, para nada.

—¿Tienes insomnio acaso?

—En efecto, Soma. Y todo es mi culpa.

Tu mirada baja hacia el suelo y pensabas en que debió despertarte. Quizá le buscarías un antiácido, un antibiótico de los que te sobraron aquella vez. Pero supones que estaba tan lastimado que no sería lo primero que haría.

—No creí que estuvieras despierto —dice.

—Me preocupaste mucho, Soma, y todo esto es mi culpa.

—(t/n), no digas esas cosas. No es así.

Lo miras de frente. Él intenta volver a la normalidad con su peculiar sonrisa, tus ojos se enfrentan a los de él.

—No sé cocinar, debemos admitirlo.

—No es eso, (t/n). No es eso.

—¿Por qué no? Mírate cómo estás. Y es algo grave. Fue mi culpa por hacerlo y por pedirte que lo probaras. Intento hacer el esfuerzo de echarle la culpa a los condimentos pero, en realidad, no lo es.

—No cocinas mal, (t/n)...

—No trates de engañarme, Soma. No lo intentes.

Tu voz se torna triste a medida de tus palabras, pero no quieres dejarte caer frente a él. Lo de menos era la competencia, sino que los dos siguieran hablando. No era el momento para que "te hicieras la víctima" (según tú).