PersonajesxMale!Reader (Yaoi) [Volumen I]

Monster High: Invisi-Billy | Donde quiero estar

Canción-OST: "Unidos" de Surfistas del Sistema.

Tiempo estándar de lectura: 00:12:20

Palabras: 2640.

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La realidad en este asunto era tan igual como fuera, en el mundo de los humanos (también conocidos como 'Normis'). Tú eras uno de ellos. La misión de Monster High era integrar al mundo humano y al mundo de los monstruos, pero la misión de inclusión estaba fallando un poco.

Y decidiste hacer un experimento.

Todos te vieron raro al llegar, mientras rezabas porque todo saliera bien y guardabas con recelo en tu mano uno de los tirantes de tu mochila.

Hasta para venir aquí uno tenía que traer una pinta especial. Te recomendaron que vistieras holgado, quizá alguna prenda destruida, y alternar entre lo oscuro y lo claro cada día para evitar rutina. Pero no, a ti poco o nada te importaba.

Y fue por eso que las cosas fueron un tanto difíciles para integrarte a Monster High. Por fuera eras humano, pero tus pensamientos tenían valentía y admiración hacia lo sobrenatural. Nada de lo que veías ahí te llamaba la atención o te sorprendía, pero fingías hacerlo para ellos.

Hasta que ella se dio cuenta.

—Eres muy valiente —dice mientras se acerca hacia ti—. Has durado más de lo que pensaba.

—¿Me hablas a mí? —Preguntas, justo después de tomar el último libro de tu casillero.

—Eres muy extraño, (t/n). Pero estoy sorprendida de como sigues.

—Aquí no hay nadie más que yo...  Lo sé.

—Me llamo Operetta.

Su cabellera roja y su piel blanca impactaban, guardando más vida con su presencia también con sus vestimentas de moda. 

—Un placer —le dices cediéndole la mano—. Yo soy (t/n).

Y ella fue la primera que te vio. Pero eso no era lo importante. Fue de las únicas, así como otras chicas que eran de menor impacto. Y te sugirió la gran idea de que te acercaras a algo en particular.

—Es que, (t/n), actúas muy bien, me pregunto que podrás hacer.

—¿De qué hablas?

—Únete al club de teatro.

—Me gusta leer, mucho... Pero no soy fan de eso. No me gusta.

—Tienes madera para ello.

—A veces me da pánico escénico, chica.

—Vamos... No pierdes nada con ir... Además, conozco a alguien un tanto igual que tú, al que le gustaría que fueras.

Recapacitas lo que dijo, sobre todo la parte de que no perdías nada.

—Un momento, ¿Quién?

Operetta se alejó de tu presencia y levantó con la mano un par de dedos marcando la hora de la reunión del taller, justo después de la escuela, con una risa muy breve.

La parte más difícil es que no fuiste el único. Durante varios momentos te sentaron a ti y a otros aspirantes sobre una hilera de sillas. El líder del club, el Profesor Dondestará, estaba encantado de ver que el estudiante de inclusión (tú) estaba dentro. Eso levantaría un poco la moral.

Pero nada ocurrió, solo era un poco de teoría.

Como nadie te hacía caso o te necesitaba para algo, y no podías escapar, comenzaste a jugar con tu celular o leer. Los asientos se ocupaban o se vaciaban a medida de que pasaban los minutos que perdías.