Estaban todos reunidos, disfrutando de una buena charla mientras comían, Corinna y Emilia relataban su encuentro con el emperador y el modo en el que fueron defendidas por la emperatriz, cuando uno de los consejeros Imperiales había sugerido quitarles el titulo que llevaba siglos en su familia; gracias a ella, el emperador las nombro a ambas condesas de Rosenau, ya que Collin estaba incapacitado para hacer sus tareas y por el cariño que le profesaba a su padre, pues lo nombro un acto de agradecimiento a su familia, por ser de los principales impulsores del comercio en el extranjero, haciendo que Austria fuera reconocida como una buena apuesta para invertir.
-Así que de ahora en adelante podrán decirme "su excelencia", "condesa", "su gracia" -decía Corinna de un modo muy pomposo, haciendo a todos sonreír.
-Tan solo tenemos 3 días con el titulo y ya estas entre las nubes hermana.
-Bueno, no veo que de malo tiene el disfrutar del privilegio, ademas no finjas humildad querida, si en todo el viaje te la pasaste echándome en cara que tu seras duquesa.
-¡¿YOOOOO?! eso es mentira jajaja
-En realidad.. si lo hiciste querida- dijo El duque.
-Y muchas veces, mi lady- dijo el vizconde.
Todos rieron animada mente, excepto un par de distantes amantes, que se dedicaban miradas furtivas y recelosas, cosa que Corinna noto a pesar que estaba platicando con los demás.
-Lord Arlongford, ¿su estancia en estos días fue agradable?, Ingrid es una estupenda anfitriona. - miro asertiva la reacción de ambos- ¿O padeció de algún percance, milord?
-En lo absoluto "excelencia"- Huge le guiño un ojo despreocupado- Su hogar es muy agradable, y Lady Briest muy... educada- dijo eso ultimo arrastrando un poco las palabras, ganándose una mirada mezquina de la rubiecilla.
Edmond noto la incomodidad de la dama y tomo su copa de vino y la golpeo ligeramente con un cubierto, haciendo que todos guardaran silencio y se giraran hacia el.
-Mis queridos amigos, encantadoras damas- Carraspeo un poco- quiero aprovechar que estamos todos reunidos y en tan amena comida para hacer dos anuncios. El primero: agradecer a nuestras anfitrionas por tan magnifica estancia y tan honorable confianza en nosotros, para acompañarlas en esta difícil transición.
-No debe agradecer nada "excelencia"- dijo Corinna- Somos nosotras las que les agradecemos por su apoyo y su buena voluntad, aunque la suya sea incitada por mi bella hermana - Corinna le lanzo un beso a Emilia quien se puso tan roja como un tomate; los demás pensaran que de vergüenza, pero ella sabia que se gano un sermón después de la cena.
-La mía es sincera "condesa"- dijo Liam en tono jocoso, haciéndola sonrojar, cosa que agradeció Emilia.
-No lo negare mi lady, amo a su hermana con locura, mi vida sin ella hubiera seguido tan vacía y llena de rencores. Pero debo agradecerle a usted en especial por mi renovada felicidad.
-¿A mi?
-Así es Lady Corinna, por que, yo no estaría apunto de casarme con Emilia, si usted no la hubiera sonsacado a escapar para ir a ese baile en Niza- Como si fuera posible Corinna se sonrojo más por el comentario- Si me permiten continuar; como estarán enterados, se me ha impuesto el no casarme hasta dentro de un año, cosa que en su compañía ya son solo algunos meses, pero en cuanto se llegue la fecha pactada, nuestra boda se realizara inmediatamente, por lo que me encantaría que un mes antes viajaran a Inglaterra para escatimar en los últimos detalles del enlace.
-Eso no es necesario pedirlo Excelencia, la Condesa y yo estamos más que impacientes por comenzar con los preparativos- la voz de Ingrid se escucho por primera vez en toda la comida, provocando un escalofrió en Huge.
ESTÁS LEYENDO
El Temple de la Princesa (2° Saga corazones traicionados) ULTIMOS CAPÍTULOS!!!
Historical FictionAlexandra Aneska Kovács Göröcs había conseguido una nueva familia cuando el conde de Rosenau la rescato de morir de hipotermia cerca de la frontera con Hungría, su país natal. Rápidamente se encariño con las dos jóvenes hijas del conde, que habían q...