Huge estaba cambiando su camisa, la había manchado cuando derramo su bebida y sabia que si llegaba oliendo a alcohol, las burlas serian el tema principal con ese par de presumidos. Estaba apunto de colocarse otra, cuando unos golpes suaves sonaron en su puerta, supuso que seria alguien del servicio así que le dio la orden de entrar, pero después de unos segundos nadie entro, así que con la camisa sobrepuesta y sin abotonar abrió la puerta solo para encontrarse con la expresión anonadada de la culpable de sus males.
Ingrid no estaba segura de tocar, no solo por que no era correcto que una mujer buscara a un hombre en la noche y vestida como lo estaba ella, también, por que no sabia como enfrentar al barón; así que llamo muy suavemente a la puerta de modo casi inaudible, pero la voz del hombre, la puso aun más nerviosa.
-¿Que estoy haciendo?- se dijo intentando salir corriendo pero sus piernas no respondían, mucho menos cuando pudo contemplar la magnificencia del cuerpo joven y tonificado del hombre que había abierto la puerta- ¡Dios mió!
-¡Lady Briest!- dijo él igual de sorprendido- ¿Que hace aquí?
-Yo... bueno yo... es que- Ingrid estaba encandilada por la masculinidad del hombre, que solo balbuceaba- bueno es que... lo, lo siento.
Huge tomo a la mujer de un brazo impidiéndole la huida, y la atrajo al interior para que nadie los viera.
-¿Se puede saber a que esta jugando?
-Y-yo no estoy jugando milord, podría por favor soltarme, me esta lastimando- Sabia que era mentira, pero Ingrid no quería sentir su tacto.
-Lo lamento- Huge la soltó, pero se atravesó en la entrada para que no saliera- ¿por que toco mi puerta?
-Antes que nada, seria tan amable de vestirse para que pueda decirle a lo que vine.
-¿Por que? ¿acaso le incomoda ver a un hombre a medio vestir?- su voz seductora provoco una corriente eléctrica por el cuerpo de ella, y eso a Huge le encanto.
-Si me incomoda, por que yo soy una dama decente y es muy inapropiado, ahora vístase- Ingrid le dio la espalda para ocultar su sonrojo.
-Ya puede voltear lady Briest.
Ingrid junto toda su fuerza de voluntad y hablo lo mas rápido que pudo.
-Bien. Lord Arlongford he venido a disculparme por cualquier posible actitud de mi parte que lo haya ofendido, le aseguro que mi indisposición en estas ultimas semanas no es por su culpa, si no, por cuestiones personales ajenas a usted, de tal modo le pido que no se limite en sus actividades con sus amistades por mi culpa y hagamos de este viaje en barco lo mas ameno posible, dicho lo anterior me retiro, con su permiso y pase buena noche.
Ingrid intento rodear al barón, pero este la acorralo en la puerta. Podía sentir el calor de su cuerpo y oler el coñac en su aliento.
-¿De verdad piensa que voy a creerle?, después de los desplantes que me ha hecho - El suave aroma a rosas que despedía el cuerpo de la mujer, le provoco cosquilleo en el estomago- ¿por que? dígame ¿por que me rechaza? ¿que es lo que la asquea de mi?
-Se equivoca milord, nada en usted me asquea, es solo que... bueno, es que.
-Es que ¿qué? - Huge se acerco más a ella, acariciando suavemente sus mejillas con su nariz.
-Y-yo... en realidad yo...
Ingrid cerro los ojos, dejándose envolver en la bruma de sensualidad y seducción de los leves toques en su rostro y entre abrió los labios para recibir el beso que amenazaba el barón con darle; pero las imágenes de Orban sangrando y de ella corriendo por el bosque rompieron el encanto y las lagrimas escaparon de sus ojos- por favor... no lo haga.
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El Temple de la Princesa (2° Saga corazones traicionados) ULTIMOS CAPÍTULOS!!!
Historical FictionAlexandra Aneska Kovács Göröcs había conseguido una nueva familia cuando el conde de Rosenau la rescato de morir de hipotermia cerca de la frontera con Hungría, su país natal. Rápidamente se encariño con las dos jóvenes hijas del conde, que habían q...