Prologo

10.8K 959 34
                                    

La noche parecía ser el único aliado de ambos mientras ella y su esposo, se escabullían entre los árboles para poder esconderse. Llevaban varios días huyendo de los hombres de Miklos, el general al mando de una de las legiones del ejercito imperial en Hungría, y el principal consejero de su padre quien se había atrevido a traicionarlos.

Alexandra intentaba caminar entre la pesada nieve que cubría el suelo, tenia los pies entumidos y el vestido húmedo; con una de sus manos sujetaba su abultado vientre y con la otra se aferraba a la mano de su amado esposo.

-Unos paso mas Alex, ya casi llegamos.

-Es que tengo los pies entumidos- su voz apenas era audible por el temblor de sus dientes.

Orban se detuvo un instante y la envolvió en una abrazo protector

- Lo se mi amor, se que están cansados pero debemos seguir, no tardaran en alcanzarnos.

-Lo se, pero... tengo miedo- Ella se aferro al abrigo de su amado.

De pronto, ladridos de perros retumbaban entre los árboles del bosque, acompañados de las voces de los soldados que abatieron a su gente.

Ella veía en los ojos de Orban un profundo miedo, pero a la vez determinación. Alexandra sintió   el apasionado beso  que su esposo le dio, con la clara impresión, de que ese seria el ultimo que compartirían; su Orban se arrodillo frente a ella y beso su vientre y escucho atenta las dulces palabras de amor que le dedicaba a su hijo no-nato; con  los ojos llenos de lagrimas, lo vio levantarse y sintió su  oscura mirada clavarse en su rostro.

-Alexandra deberás correr mientras yo los distraigo.- Dijo Orban , mientras la encaminaba al sendero que se abría paso a unos metros de ellos.

-No, no te dejare. Mi vida no tiene sentido sin ti.

-Amor mío vete, yo viviré a través de nuestro hijo.

-Por favor no lo hagas, no podré hacerlo sola.

-Mi hermosa princesa, mi esposa, mi amada...debes hacerlo, si he de morir esta noche lo haré defendiéndolos. Prometí que siempre te protegería y ahora te juro que nadie dañara a nuestro hijo- Orban saco su espada y su pistola- Ahora vete, mi alma siempre estará contigo.

-No no no... Orban no me dejes.

-Vete...¡Que te vayas!

Ingrid despertó, como siempre, en el momento preciso en el que un disparo retumbaba a lo lejos, su respiración estaba agitada y sus manos protegían celosamente su aplanado vientre. La desolación, provoco en ella la salida de las mismas lagrimas que derrababa cada noche al soñar siempre lo mismo.

Tomo su relicario y miro la fotografía en su interior, el dolor seguía arraigado en su corazón, y una vez, más Ingrid se quedo despierta esperando el amanecer, como si con ello también ella renaciera entre los rayos del sol.

El Temple de la Princesa (2° Saga corazones traicionados) ULTIMOS CAPÍTULOS!!!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora