Miklos miro a su alrededor y vio a varios hombres armados rodeando su carabina, y le regreso una sonrisa burlona al hombre que estaba frente a el.
-Creo señor, que usted no sabe con quien se esta metiendo, por lo que le recomiendo que nos deje seguir nuestro camino o lamentara haber sido tan estúpido como para enfrentarme.
-General Bocskai es usted el que comete la estupidez de subestimarnos, le recuerdo que se encuentra en el territorio de su majestad el emperador y que los pasajeros en su carruaje son mucho mas importantes que un simple conde.
La ira corrió por las venas del Miklos e impulsado por el enojo desenfundo su espada, pero el hombre presiono el gatillo del arma de modo que solo produjera un pequeño ruido y no se disparara.
-Dije que liberara a sus majestades...
-Ven querida, parece que tienes visitas- Con desgana Miklos extendió la mano hacia el interior del carruaje donde la princesa y el niño se habían arrinconado, dándole la señal de salir.
Alexandra no podía reconocer la voz del hombre que exigía su liberación pero en cuanto asomo su cabeza por la puerta el alivio fue inmediato.
-Herr Nico... oh dios mio- La princesa tomo la mano del niño y sin dudarlo corrieron junto a su amigo.
-Mi querida princesa, están bien¿- ella asintió.
-Ahora que procede señor¿ piensa matarnos a todos¿
-Seria una excelente idea, pero no me corresponde a mi hacerlo... ese sera el placer de el emperador. En cuanto la princesa sea llevada con el, usted pagara por sus crímenes.
El general comenzó a reír con fuerza, erizando la piel a Alexandra.
-Eso ya lo veremos.
De pronto los disparos rompieron la tranquilidad del bosque y la lucha empezó a cobrar la vida de ambos bandos.
Herr Nico logro subir a su caballo y de un tirón trepo al niño con el, cuando le extendió la mano la princesa, Miklos la sujeto del cabello y la sometió con la espada.
-Madre... noooo- grito Oszkár entre los brazos del jinete.
-Suéltala- Herr Nico disparo pero un dolor punzante en su costado lo hizo desviar el disparo.
Alexandra miro aterrada la sangre que manchaba la ropa de su querido Nico, mientras que Miklos la arrastraba hacia el grupo donde Holstein lideraba el ataque.
-Nooo... no, por favor... NICO.
-MATENLOS, MATENLOS A TODOS...
Herr Nico veía a sus hombres caer abatidos y con todo el dolor de su alma, giro sobre el caballo y comenzó a galopar hacia la espesura del bosque, anunciando la retirada y escapando con el niño.
-Nooo, madre... nooo debemos volver... suélteme, madre.- gritaba Oszkár con desesperación pero el jinete ni siquiera lo miraba. poco a poco sus ojos fueron perdiendo de vista a su madre que intentaba liberarse sin éxito de ese hombre.
Cabalgaron hasta que llegaron a la falda de una montaña donde dos hombres con armas colgado de sus espaldas removían varias ramas dejando ver un cueva en la cual se internaron. Uno de ellos ayudo a que bajara para después alcanzar a agarrar al jinete que caía de su montura ya pálido.
-Que paso¿, rápido, debemos hacer presión en la herida, traigan al medico o lo perderemos.
-Nos emboscaron, ese maldito estaba preparado...
-No hables Nico, deja que vea esa herida- dijo uno de los hombres- maldición, esta profunda, deberé sacar la bala.
-Oszkár- murmuro Nico- deben de llevar a Oszkár al refugio...
ESTÁS LEYENDO
El Temple de la Princesa (2° Saga corazones traicionados) ULTIMOS CAPÍTULOS!!!
Historical FictionAlexandra Aneska Kovács Göröcs había conseguido una nueva familia cuando el conde de Rosenau la rescato de morir de hipotermia cerca de la frontera con Hungría, su país natal. Rápidamente se encariño con las dos jóvenes hijas del conde, que habían q...